Es lamentable la forma en la que es abucheado el Gobernador Cuitláhuac García por sus primeros 100 días, cuando el presidente cuenta con 78% de aprobación ciudadana según El Financiero y Nación321. Los cambios no son de la noche a la mañana, pero ésa no es la molestia de los veracruzanos, independientemente de la promesa eterna de acabar con la inseguridad, hay otros errores igual de peores.
En Veracruz no se siente un líder, cada secretario declara lo que mejor le parezca, aunque eso implique “empinar” a su jefe, no existe una línea, por lo tanto no hay orden en la administración. Una de las razones por las cuales los habitantes de este estado le dieron oportunidad al partido “la esperanza de México” es por el hartazgo hacia la corrupción, pero a nivel local siguen las cosas igual.
No es necesario hacer un listado de lo mal que ha dirigido el mandatario y la forma tan pésima en la que ha reaccionado ante una crisis interna. Lo que ha quedado claro estos primeros 100 días es que sí existe un doble discurso. Corrupción hay, nepotismo sigue vigente, y las quejas que faltan. Dijo en campaña que habría oportunidad para todos, pero fue una falacia, ya traen equipo y también proveedores.
Cuitláhuac García ha sido muy señalado, y no porque no sea del agrado de la prensa o empresarios, se le ha criticado de esta forma porque las expectativas eran altas y se confiaba en que se cumplirían, como de una u otra manera lo está haciendo AMLO. Quizá espera asesoría federal o está siendo muy mal aconsejado adrede, no hay muchas explicaciones para justificarlo.
Quizá aún no sabe que ganó las elecciones; el motivo que sea: le está costando al gobernador, se está confiando de la simpatía que existe por AMLO, pero si la cosas siguen así, Veracruz en cualquier mes o año, vuelve a cambiar de color.
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