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El desenlace de la contienda electoral por la presidencia de los Estados Unidos, en la que Donald Trump busca reelegirse y Joe Biden recuperar la presidencia para los demócratas, no podía ser de otra forma: una auténtica carrera de caballos, cerrada y con el foco en menos de 10 estados.
Si se toman en cuenta las preferencias nacionales durante los últimos tres meses que han sido reportadas por diversas encuestadoras, se puede ver un margen de 8 a 10 puntos que favorece al candidato demócrata y exvicepresidente con Barack Obama. En cada una de ellas la tendencia es positiva para Biden, pues ha aumentado su ventaja en el promedio nacional.
Pero esas cifras no son determinantes, ya que el mecanismo de elección no necesariamente favorece a quien tiene mayor preferencia popular en las encuestas nacionales. En Estados Unidos se debe ganar con el número de representantes que aporta cada estado al Colegio Electoral compuesto por un total de 538 representantes, es decir ganar con un mínimo de 270. Hay que recordar que hace cuatro años la ex candidata demócrata Hillary Clinton superaba a Donald Trump en las encuestas nacionales, pero el resultado final no le favoreció, perdiendo por un amplio margen en el número de representantes ante el Colegio Electoral.
El sistema electoral estadounidense exige una revisión por estados en dichas preferencias, y así tener una proyección más clara de cuantos representantes obtendrá cada candidato en el colegio. Hay estados que históricamente han sido republicanos y otros que han favorecido con el voto a los demócratas. La definición no está en ellos.
En sentido contrario, hay estados que son decisivos por el número de representantes que aportan y que no son bastiones de uno u otro partido. A estos estados se les conoce como los Battleground (campo de batalla), y para esta elección se pueden considerar a: Florida Con 29 representantes, Pensilvania con 20, Georgia y Michigan con 16, Carolina del Norte con 15, Arizona con 11, Wisconsin con 10 y Iowa con 6. Prácticamente se tienen 123 votos en disputa.
Veamos cómo se encuentran las preferencias en las encuestas realizadas en estos estados:
A excepción de Pensilvania, Michigan y Wisconsin, donde la diferencia es más amplia en favor de Biden, el resto de los battleground se encuentran prácticamente en un empate técnico, y considerando los márgenes de error propios de este tipo de ejercicios, los pronósticos deben quedar reservados.
En varios estados el voto anticipado comienza a poner la balanza a favor de Biden, pero aún quedan muchos votantes que definirán su voto hasta el final. Parte de este voto que espera hasta el final tiene una preferencia por el actual presidente Trump, y pudiera darle vuelta a los resultados.
Pero la elección de Estados Unidos no solo puede ser analizada en cifras, hay temas ancla que mantuvieron los mensajes de ambos candidatos en disputa. Sin duda la pandemia puso en jaque la capacidad de la actual administración, dando mayores posibilidades de adherir simpatizantes al candidato demócrata. Los Derechos Humanos y en específico los fenómenos raciales también han sido claves para que los posicionamientos de Biden sean más efectivos que los de Donald Trump.
Por otra parte, existen temas como el de política migratoria que han sido mejor capitalizados por el presidente, si así es, y es que no podemos analizar este tema desde nuestra mexicanidad, y pensar que nuestras ideas, sean las ideas de los que realmente votan en el país vecino del norte. La realidad es que, incluso los mexicoamericanos o mexicanos de segunda y tercera generación no ven las cosas como nosotros. Para ellos es otra realidad, una realidad americanizada, donde el muro no va en contra de ellos, y un muro les significa mayor seguridad.
El tema económico también es clave. Si bien la pandemia ha afectado a las economías a nivel mundial, y Estados Unidos no queda exento de esta situación, la política económica del actual presidente no ha sido atacada por la mayoría previo a la pandemia. Existe un segmento amplio de la población que cree que la economía venía por buen rumbo. Claro, la pandemia ha cambiado percepciones y opiniones, pero los sentimientos pueden jugar a favor de Trump, pues esos no cambian tan fácilmente.
No sorprenda a nadie que el voto latino pueda equilibrarse y Trump obtenga más votos de los que cualquiera pudiera suponer, pues este voto no se gana con políticas que atiendan a los intereses de sus países de origen, se gana atendiendo a sus valores, donde el actual presidente ya ha demostrado amplia capacidad para entenderlos y hacerlos parte de su narrativa.
La moneda está en el aire. La victoria para Trump o Biden la definirán tan solo dos o tres estados clave, y donde Florida juega un papel determinante.
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