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El catálogo de la Editorial de la Universidad Veracruzana (EDUV), en su colección Biblioteca del Universitario (BU), tiene entre sus novedades el título Discurso a los cirujanos, de Paul Valéry, traducido por Francisco González Crussí, quien también es autor del prólogo.
El volumen número 75 de la BU se terminó de imprimir en septiembre 2021, consta de dos ensayos. Uno de ellos es el Discurso a los cirujanos, pronunciado por Valéry el lunes 17 de octubre de 1938 en el anfiteatro de la Escuela de Medicina de París, en respuesta a una distinción recibida por la asociación que en esa fecha organizó un Congreso de Medicina; el texto fue publicado el mismo año en ediciones de la Nouvelle Revue Française. El segundo, intitulado Reflexiones sencillas sobre el cuerpo, salió en la revista Formes et Couleurs, que estuvo dedicada al tema de “Medicina y Literatura” (año 5, número 3, Lausana Suiza, 1943).
Su pensar le llevó a cuestionar, en pleno acto de reconocimiento, la ética con que los cirujanos ejercían su oficio, su probidad y carencia de humanidad; claro que también valoró su contribución a la ciencia y reconoció su capacidad artística para ejercer “la acción del hombre sobre el hombre”.
De ahí que su discurso concluya de la siguiente manera:
Debí haberme limitado a deciros que veo en la cirugía moderna uno de los aspectos más nobles y apasionantes de esa extraordinaria aventura de la raza humana que se acelera y parece exasperarse desde hace varias decenas de años. Si, por un lado, debemos constatar, en los seres y en los sucesos, los síntomas más graves; qué sé yo qué delirios, qué manifestaciones tetánicas, y qué rápidas alternancias de excitación y de depresión, si con frecuencia se siente uno como testigo de los últimos momentos de una civilización que parece querer terminar en el más grande lujo de los medios de destrucción, bueno es volverse a esos hombres que sólo retienen de los descubrimientos, de los métodos y de los progresos técnicos, aquello que pueden aplicar al alivio y a la salud de sus semejantes.
En palabras del traductor es “una bellísima pieza oratoria: No tanto por la retórica, que en sí es admirable, sino por las ideas”. Líneas más adelante, agregó:
“En el Discurso a los cirujanos se percibe, descontando las formas de cortesía que se esperan de un invitado, un acento de sincera admiración por tan demandante profesión. No es extraño que así sea. Tal vez no exista ninguna otra profesión que se haya alzado tan rápidamente y a tan grande altura, como la de cirujano en la época contemporánea. Las operaciones quirúrgicas se vienen practicando desde la más remota antigüedad: hay evidencia documental que la litotomía, o sea la extracción quirúrgica de cálculos de la vejiga urinaria, se hacía ya 200 años antes de Cristo (Ellis,H. “History of the Bladder Stone”. Oxford University Press, Oxford, 1969, p. 4.). Y los cirujanos de la India, desde épocas muy remotas, perfeccionaron procedimientos plásticos para la reparación de heridas y mutilaciones traumáticas. Pero, dejando aparte ciertas tempranas conquistas, la verdad es que el panorama de la cirugía, en sus albores, fue principalmente uno de muerte, desolación y espanto: Y siguió así por mucho tiempo”.
Reflexiones sencillas sobre el cuerpo
Valéry fue adelantado en este tema, es decir, en reflexionar sobre la independencia y libertad que tienen los órganos que conforman el cuerpo.
Así lo deja ver en La sangre y nosotros, primero y, después en Problema de los tres cuerpos en los que bosqueja cómo sería “el cuerpo” si las funciones que lo mantienen vivo las realizara otro sistema.
Consulte el catálogo de la EDUV en https://bit.ly/3DX3ME6
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