A tan solo horas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la carrera entre la actual vicepresidenta, Kamala Harris, y el expresidente Donald Trump se encuentra más reñida que nunca, particularmente en los estados clave que podrían definir quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca. La encuesta publicada por The New York Times/Siena College ha revelado un empate técnico en varios de estos estados estratégicos, subrayando la incertidumbre que rodea el resultado de los comicios.

En esta encuesta, Kamala Harris toma la delantera por estrechos márgenes en Nevada, Carolina del Norte y Wisconsin, mientras que Donald Trump mantiene una ventaja en Arizona y recupera terreno en Pensilvania, donde ambos candidatos se han volcado en campañas intensivas. En lugares como Carolina del Norte y Wisconsin, Kamala cuenta con un respaldo de 48% y 49%, respectivamente, mientras que, en Arizona, Trump lidera con el 49% de apoyo.

La nación ya ha comenzado a expresar su preferencia: millones de votos se han emitido anticipadamente, tanto en persona como por correo. Sin embargo, la cercanía de la contienda hace que estas elecciones se consideren demasiado cerradas como para predecir un claro vencedor.

UNA CARRERA DIVERTIDA Y CRÍTICA EN EL ESCENARIO PÚBLICO

La tensión de la campaña electoral también se ha visto reflejada en la participación de Kamala Harris en el popular programa Saturday Night Live, donde compartió pantalla con la comediante Maya Rudolph, quien ha interpretado a la vicepresidenta en repetidas ocasiones. En un divertido sketch, Kamala y Rudolph intercambiaron bromas sobre la contienda, en una actuación que rápidamente acaparó la atención de los medios. La intervención de Kamala fue interpretada como un intento por atraer a los votantes más jóvenes y mantener su imagen pública cercana y accesible.

IMPACTO EN EL FUTURO ECONÓMICO DE ESTADOS UNIDOS

Aparte de las escenas de entretenimiento, las profundas diferencias en las propuestas de ambos candidatos revelan el impacto potencial en el futuro de la economía estadounidense. Desde los impuestos hasta la política comercial y energética, Kamala y Trump ofrecen visiones contrastantes para el país.

En cuanto a la política fiscal, Trump ha prometido extender los recortes de impuestos aprobados durante su primer mandato, enfocados en la renta corporativa y los ingresos personales. Además, propone eliminar impuestos sobre las propinas y los beneficios de la Seguridad Social, compensando esta reducción con aranceles más altos para bienes importados. En contraste, Kamala planea revertir algunos de los recortes de impuestos de 2017 para las rentas más altas y fortalecer los créditos fiscales para familias trabajadoras.

En el ámbito comercial, el enfoque de Trump es proteccionista: ha propuesto imponer aranceles mínimos a todos los bienes importados para alentar la producción nacional. Esto podría, sin embargo, elevar la inflación y desacelerar el crecimiento del PIB. Por su lado Kamala, alineada con las políticas actuales de la administración Biden, mantendría un enfoque más estable y rechazaría las tarifas adicionales propuestas por su oponente, advirtiendo que estas podrían actuar como un "impuesto de ventas" indirecto para los consumidores estadounidenses.

MIGRACIÓN Y ENERGÍA: DOS PUNTOS DE RUPTURA

En cuanto a la migración, la política de Trump apunta a una deportación masiva de inmigrantes indocumentados, lo que, según economistas, podría tener un impacto severo en sectores como la construcción y la hostelería. Kamala, en cambio, favorece una política migratoria más moderada y se compromete a impulsar una legislación para combatir los cruces fronterizos ilegales.

En el campo energético, las posturas son igualmente divergentes. Trump ha prometido reducir las restricciones sobre la explotación de combustibles fósiles para reducir los costos energéticos, mientras que Kamala se compromete a una transición hacia la energía limpia, impulsando una agenda climática que busca proteger las tierras públicas y reducir las emisiones contaminantes.

DÉFICIT Y FUTURO FISCAL

La política fiscal de cada candidato tendrá implicaciones de largo plazo en el déficit presupuestario. De acuerdo con el Comité para un Presupuesto Federal Responsable, los planes de Kamala Harris incrementarían el déficit en casi 4 billones de dólares en una década, mientras que los de Donald Trump lo elevarían en hasta 7.75 billones. Un déficit tan alto conlleva el riesgo de aumentar las tasas de interés y los costos de endeudamiento, lo cual afectaría tanto a los hogares como a las empresas.

En conclusión, las elecciones del próximo 5 de noviembre no solo decidirán al próximo presidente de Estados Unidos, sino que marcarán el rumbo de políticas con implicaciones económicas profundas y duraderas. Con un país profundamente polarizado, el resultado dependerá en gran medida de la movilización en los estados clave y de cómo se refleje el voto anticipado en las urnas. La contienda entre Kamala Harris y Donald Trump se definirá en las horas finales, y la nación espera con cautela un desenlace que podría cambiar el rumbo de su historia política y económica.

Todavía está por verse si se imponen los demócratas o los republicanos, mientras tanto la presidenta Claudia Sheinbaum ha asegurado que trabajará con quien gane la elección en los Estados Unidos, de manera que le da lo mismo que gane Donald Trump o Kamala Harris, aun cuando la mayoría de los mexicanos prefieran a Kamala Harris. Claudia Sheinbaum ha sido contundente al afirmar que: “Una vez que las instituciones estadounidenses electorales tomen su decisión respecto al próximo presidente o presidenta de los Estados Unidos estaremos ya en contacto con el próximo presidente o presidenta”.