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Prefacio.
El debate suena –por decir lo menos– “desigual”. *** Uno fue dirigente de Morena en sus inicios y se precia de ser amigo y compañero de lucha de su fundador, Andrés Manuel López Obrador. *** El otro es el actual dirigente de ese mismo organismo político y aunque no es amigo de López Obrador, sí tuvo un fuerte respaldo del aún gobernador Cuitláhuac García. Además, Rocío Nahle dio su aval para que continuara en el cargo hasta que concluya el proceso electoral municipal del 2025. *** Al asistir a la instalación de la nueva Legislatura de Veracruz, el senador Manuel Huerta Ladrón no tuvo el menor empacho en llamar a “recomponer” la dirigencia estatal de Morena y planteó que los dirigentes no se involucren en la administración pública estatal. *** Ahí andaba el actual dirigente Esteban Ramírez Zepeta, quien se apresuró a responder al llamado de “su senador”. *** “Que cada quien se haga responsable de sus dichos, yo no me voy a enfocar en eso y lo que trato es de tener los mejores resultados en el próximo proceso electoral. Hay un dicho que dice si al hablar no has de agradar, debes callar”. *** Manuel Huerta tenía mucho más qué decir. Dejó en claro que “al final, la historia pone a cada uno en su lugar” y dio más detalles de lo que él considera que le hace falta a Morena: “Hay una línea muy clara de separación con el Ejecutivo, el Legislativo y el partido y no debe de ser desechada, no puede haber empleados de gobierno en el partido; a nivel nacional hubo en el primer Consejo una limpia de este malestar que tienen los militantes de que hay dirigentes que ocupaban cargos y sin pudor alguno, en contra del reglamento tienen las dos cachuchas y si podían tres, pues tres y aquí en Veracruz eso tiene que limpiarse de inmediato”. *** Y remató: “hay quienes tienen representaciones populares y siguen siendo dirigentes del partido y si se pudiera reinas del carnaval; entonces, eso no puede suceder, nadie puede saberse o creerse dueño del partido”. *** Lo dicho: no llegó ni a debate.
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La mañana de este martes se celebró la sesión solemne para instalar la Legislatura número 67 del estado de Veracruz.
Por los problemas naturales de organización (pues el evento es coordinado por el personal de la Legislatura saliente y quienes inician funciones no siempre coinciden en los temas de logística) hubo un momento en el que varias decenas de periodistas se concentraron a unos metros del acceso al salón de Plenos en espera de que les autorizaran a acceder.
En ese lapso una reportera se acercó a la persona que estaba a mi lado y le preguntó: ¿qué esperas del Congreso que entra hoy en funciones?
La pregunta no era para mí, pero como canción pegajosa que escuchas porque alguien a tu lado la reproduce, se quedó dando vueltas en mi cabeza.
¿Qué debemos esperar los veracruzanos de la Legislatura que entró en funciones este martes?
Quizá para un buen número de veracruzanos resulte complicado entender el papel que juegan los diputados locales. A final de cuentas sólo saben de ellos en período de campaña y al momento en el que les ponen una boleta electoral en sus manos.
En un sistema democrático que se rige por la división de poderes, el Legislativo tiene una función clave y responsabilidades fundamentales.
La principal función de los diputados es legislar: crear, modificar o derogar leyes. A través de estas leyes, se regula la vida social, política y económica del país (en este caso, del estado).
Quizá suene a Perogrullo, pero es importante recordar que las leyes deben responder a las necesidades de la sociedad y promover el bien común. Asegurar, ante todo, el respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos.
Pero los diputados también tienen como responsabilidad la representación. Los legisladores surgen de la voluntad popular y, por lo tanto, tienen el deber de representar los intereses de sus electores en el Congreso. Esto implica no sólo hacer leyes, sino también escuchar y canalizar las demandas ciudadanas y velar por que las políticas reflejen las necesidades de la sociedad.
Hay otra tarea de gran relevancia: Control y supervisión. Ellos tienen como obligación ejercer control sobre el Poder Ejecutivo, garantizar que este actúe conforme a la ley y en beneficio de la ciudadanía. Esto incluye supervisar la ejecución del presupuesto, cuestionar decisiones del Ejecutivo y, si es necesario, destituir funcionarios por mala conducta o abuso de poder.
Pero los diputados también deben participar en la deliberación. El Congreso es un espacio de debate abierto donde se confrontan ideas y visiones. En una democracia, esta deliberación es esencial, pues permite una evaluación detallada de las políticas y su impacto en la sociedad. A través del debate, se logra también que las leyes tengan un respaldo plural y representen una visión equilibrada.
¿Cuáles tendrían que ser, por tanto, las prioridades de un Congreso que está por iniciar funciones?
Debe trabajar, de inmediato, en la aplicación de reformas en áreas críticas, en leyes que aborden los problemas más urgentes, como justicia, seguridad, educación, salud y empleo.
Este nuevo Congreso debe dar un fuerte impulso a la transparencia y al combate a la corrupción. Debe ser crear o reforzar leyes que fortalezcan la rendición de cuentas, la transparencia y el combate a las malas prácticas, tanto en el sector público como en el privado.
Los nuevos legisladores deberán poner especial énfasis en mejorar el marco fiscal y económico. En tiempos de crisis económica (y estos momentos lo son) el Legislativo debe priorizar leyes que fortalezcan la economía, que promuevan el crecimiento sostenible, que regulen la recaudación fiscal y que fomenten la inversión.
Deben considerar la posibilidad de incluir incentivos para la instalación de nuevas empresas, el apoyo a la innovación y el desarrollo de la pequeña y mediana industria, así como leyes de responsabilidad fiscal.
Otro factor que deben atender de manera prioritaria los nuevos diputados es el fortalecimiento de la protección a los derechos humanos y el impulso de la inclusión social.
En sociedades diversas, es clave legislar para proteger los derechos de todas las personas, especialmente de aquellos en situación de vulnerabilidad, como mujeres, niños, comunidades indígenas, minorías y personas con discapacidades.
La promoción de políticas de igualdad y no discriminación también debe ocupar un lugar importante en la agenda legislativa.
Y finalmente, aunque no menos importante, los diputados deben tener siempre en mente que cada una de sus acciones deberá ir encaminada al fortalecimiento de la democracia.
Para consolidar una democracia efectiva, el Congreso debe abordar temas como la reforma electoral, la transparencia en el financiamiento de partidos políticos y campañas, y el fortalecimiento de instituciones democráticas.
No es asunto menor la responsabilidad que acaban de adquirir los 50 legisladores de Veracruz. Estaremos vigilantes de que cumplan a cabalidad con esas tareas.
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Epílogo.
La gobernadora electa anticipó que no estaría presente en la sesión solemne para instalar la LXVII Legislatura. En su representación acudió el que será, a partir del primero de diciembre, el secretario de Gobierno, Ricardo Ahued. *** Abordado por los medios de comunicación, el alcalde de Xalapa (ya con licencia) insistió en que el próximo gobierno estatal estará abierto al diálogo con todas las fuerzas políticas y que la relación con los ayuntamientos será la mejor, sin importar sus colores. *** Desde su llegada al recinto legislativo y hasta su partida, Ricardo Ahued estuvo acompañado por el que será subsecretario de Gobierno, José Manuel Pozos castro, y el que será secretario de Desarrollo Económico, Ernesto Pérez Astorga.
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