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Veracruz es referente fundacional de México, sede del primer ayuntamiento de la América Continental y, por tanto, punto de partida del entramado político-administrativo de lo que siglos más tarde se constituyera en la República Mexicana, cuando nuevamente desde Veracruz, Guadalupe Victoria, de origen duranguense, pero con profundas raíces veracruzanas, tras destacarse como Comandante General y Segundo Jefe de la Provincia; asumió temporalmente (enero 1°-mayo 19 de 1824), funciones de gobernador para establecer las bases administrativas y políticas en el estado, centro estratégico de la región por su importancia económica, así como militar, dada la relevancia del Puerto de Veracruz y el ícono de soberanía que representaba el fuerte de San Juan de Ulúa. Tan solo meses más tarde, el 10 de octubre del mismo año, se convertiría en el Primer Presidente de México.
Doscientos años más tarde, nuevamente Veracruz evoluciona con cierta similitud histórica entre 1824 y 2024, para dar paso con Rocío Nahle, a la primera mujer gobernadora del estado, de origen zacatecano pero, igualmente, con profundas raíces veracruzanas. El Presidente Victoria es un referente del debido ejercicio del poder, de la actuación con firmeza, honestidad y entrega y, sobre todo, férreo impulsor de la fuerza de las ideas; Nahle, ha mostrado desde su designación como gobernadora electa talante, arrestos y determinación pocas veces vista en la política nacional, imponiéndose pronto y por mucho, sobre el remedo de gobernador que, a pesar de llegar con amplio respaldo social, generó mucho mayor entusiasmo con su salida.
Cómo es posible que, con una ancestral herencia prehispánica, a más de 500 años de su fundación, a 200 años de creación como estado libre y soberano, una entidad tan rica en historia, recursos naturales (extensas costas, ríos, montañas y una biodiversidad única), esenciales para la economía en sectores como la agricultura, la pesca y el turismo; con una vasta cultura, y tantos y tantos atributos, enfrente desafíos que parecen empeorar cada día o estar estancados en el mejor de los casos respecto al desarrollo económico, infraestructura, educación, salud y seguridad. A pesar de su inmenso potencial, Veracruz no ha logrado alcanzar el nivel de prosperidad que como estado y como pueblo merece; en reiteradas ocasiones cuando el destino de las y los veracruzanos parece retomar el rumbo y mejorar, arriba un nuevo tropiezo a ser soportado; el último de ellos, tal vez el peor, quien además de tolerado está por ser recompensado, sin considerar el enorme agravio que esto será para el pueblo veracruzano.
La llegada de la Gobernadora Rocío Nahle, representa una nueva oportunidad para el estado. Su contundencia y perseverancia, le permiten lograr lo que se propone, generando esperanza de un cambio positivo; su formación en ingeniería química le permite concebir cada problema como un proceso y, por tanto, estructurar el mejor sistema para su solución. Con la visión y estrategias que ha expresado, el desarrollo y la modernización de la infraestructura se vislumbran como catalizadores del cambio que el estado requiere; sin embargo, este cambio requerirá un esfuerzo conjunto, una enorme corresponsabilidad entre sociedad y gobierno; solo así Veracruz podrá superar sus desafíos y alcanzar el futuro que, en los últimos seis años, le fue negado sobremanera, impidiendo el bienestar de todas y cada uno de los veracruzanos; con un rezago económico lacerante en cada región, donde la pobreza y la desigualdad son persistentes, con una infraestructura insuficiente y en muchos casos obsoleta; las carreteras, puertos y sistemas de transporte necesitan mejoras significativas para facilitar el comercio y la movilidad y, en todo ello, el común denominador es la inseguridad como amenaza crónica. La colaboración entre el sector público y privado será crucial para maximizar estos beneficios y asegurar un desarrollo sostenible a largo plazo.
Si la ingeniera que supo imponerse a dos siglos de historia, continúa con la contundencia mostrada en los últimos meses, retomando de quien se asume como el Primer Gobernador de Veracruz y Primer Presidente de México: el debido ejercicio del poder, la actuación con firmeza, honestidad y entrega; un nuevo y mejor destino para el pueblo veracruzano está asegurado. Que así sea.
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