Con la designación de Cuitláhuac García como director del Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenegas), Claudia Sheinbaum ignoró deliberadamente las acusaciones en su contra, documentadas por la propia Sedena, por sus vínculos con el crimen organizado.
¿Acaso también ignora la Presidenta que Veracruz ocupó el primer lugar nacional con más tomas clandestinas de huachigas durante los últimos dos años? A los ojos de los veracruzanos, el nombramiento está más cerca del salvoconducto a la impunidad que al reconocimiento por su desempeño como mandatario.
Se confirma, una vez más, que en la 4T vale más la complicidad que la honestidad y la eficiencia.
La noticia tomó por sorpresa a todos. El desastre heredado por Cuitláhuac a la actual gobernadora hacía suponer que su destino sería el exilio. Por ello, el anuncio hecho por la presidenta Sheinbaum sonaba más a una broma trasnochada del día de los inocentes que al regalo anticipado del Día de Reyes.
El mensaje es claro: Cuitláhuac gozará de impunidad, a pesar de las denuncias presentadas por el ORFIS por la existencia de empresas fantasmas y el desfalco de miles de millones de pesos del dinero de los veracruzanos; además del resultado de las cuentas públicas en el que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) confirmó el desvío de cientos de millones de pesos.
No importaron los casos documentados en los que el gobierno de Cuitláhuac convirtió a beneficiarios de programas sociales en prósperos empresarios que obtuvieron –sin saberlo-, contratos millonarios. De hecho, aún están pendientes las cuentas públicas de los dos últimos años de su administración.
Tampoco pesó en la decisión de la Presidenta, las denuncias de decenas de colectivos de familias de desaparecidos que sufrieron la indiferencia e ineptitud, incluso la persecución, de un gobernador que nunca tuvo piedad por los cientos de víctimas durante su gobierno.
Menos aún sus vínculos con el crimen organizado que asola a Veracruz, hoy convertido en el epicentro nacional del huachigas. ¡Vaya paradoja!
Está claro que Claudia Sheinbaum no está protegiendo a Cuitláhuac. Lo que está protegiendo, bajo un manto de impunidad, es la marca de Morena. Esta misma protección se ha brindado a otros gobernadores morenistas que han dejado sus cargos en medio del escándalo de la corrupción desmedida.
Para justificar su decisión, el viernes pasado, la Presidenta ofreció una retahíla de adjetivos, todos falsos, sobre el perfil del exgobernador de Veracruz.
Cuitláhuac no es un buen ingeniero. Hay que recordar que en el único proyecto en el que participaba como inventor, lo abandonó para dedicarse a repartir panfletos de Morena. No obstante, recibió un inmerecido reconocimiento por parte de la Universidad Veracruzana, lo que provocó la repulsa de la comunidad científica.
Tampoco cuenta con experiencia en el ramo, a menos que se refiera precisamente al crecimiento del huachigas en Veracruz. Menos aún es un hombre honesto y consecuente. Sus propios correligionarios lo consideran un lastre.
Cuitláhuac no abandonó ninguna maestría en el extranjero para regresar a hacer política; lo suyo fue un exilio forzoso y no una residencia académica.
Hoy han puesto el gas de la nación en manos de un pirómano.
La puntita
Celebro la decisión de prohibir el uso de grúas y eliminar el cobro por el arrastre y el corralón. Pero, ¿habrá impunidad para quienes se enriquecieron y coludieron con el crimen organizado?
*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.