07 de Enero de 2025
Entorno Político | OPINIÓN
Lunes 06 de Enero de 2025 | 11:02 a.m.
Miguel Valera
Miguel Valera
Contraseñas
Fugas ficticias elevan costos en casas-habitación de dos o tres personas

+ CMAS Xalapa, una pesadilla para usuarios en la capital veracruzana. 

+ Las quejas, al cien por ciento en el organismo operador del agua.

+ Fugas ficticias elevan costos en casas-habitación de dos o tres personas. 

El agua —ha dicho la ONU— es un derecho humano, vital para la salud y para la supervivencia de todos los seres vivos en este planeta. La crisis mundial del agua —han señalado los expertos— es un desafío que debe considerar diversos factores como el cambio climático, la contaminación, el aumento de la demanda por el crecimiento poblacional y el desarrollo económico.

También, y hay que decirlo con claridad, ha sido un gran botín para los gobiernos que administran los organismos operadores del agua. Para el negocio no hay color, partido ni preferencia. En Xalapa todos conocemos la historia del pasado inmediato y los nombres de quienes se enriquecieron con una deuda en la Comisión Municipal de Agua Potable y Saneamiento (CMAS) que hasta la fecha seguimos pagando.

A ese hecho —que sigue en la memoria colectiva— se han venido dando acciones de gobiernos que ofrecieron un cambio, una metanoia administrativa, un nuevo rumbo. Este escribiente vivió en carne propia un atraco en el pago anual del agua que con cinco personas en casa pagaba unos 3 mil 500 pesos anuales. De pronto, el año antepasado el monto se duplicó a 7 mil, a pesar de que dos personas, por razones de estudio, ya no se encontraban en casa. 

El día que empecé a realizar mi gestión para aclarar el tema me encontré al entonces regidor Antonio Ballesteros Grayeb y me pidió que buscara a la directora de Servicios al Usuario Jessica Cid Arroyo. Fui a su oficina, me atendió una persona a su nombre, porque ella, me dijo, estaba en la oficina de otro regidor, atendiéndole varios temas. Me hicieron una inspección en casa, porque, de entrada, argumentaron, que podría haber fugas. Fue una persona, lo atendí, revisó la instalación y su dictamen fue justamente ese, que había fugas.

Llamé al fontanero que siempre me ayuda con ese tema, vino, revisó y su dictamen fue que no había ninguna fuga. Regresé a la CMAS y el veredicto fue inapelable: el consumo de mi domicilio se había elevado y no se podía hacer nada, tenía que pagar esa cantidad. No me quise quedar ahí y busqué a otra regidora, la encargada del agua, Helen Sarmiento Jaén, ex colaboradora de la ahora diputada Dorheny García Cayetano e hija de un viejo compañero de trabajo, el comunicólogo Francisco Sarmiento Morales. Una persona me atendió amablemente pero nunca tuve respuesta a mi petición. Me quedó claro que la instrucción era cobrar el nuevo monto a costa de lo que fuera.

En esos días en su cuenta de Facebook, la periodista Fanny Yépez, quien en ese momento trabajaba en la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno del Estado que presidía Cuitláhuac García Jiménez, publicó que el monto de su recibo del agua había llegado con una cantidad muy alta. Me comuniqué con ella para consultarle el camino que siguió y me dijo que había hablado directamente con el alcalde Ricardo Ahued Bardahuil, quien se había comprometido a intervenir. No supe más, si su influencia había dado resultados, si se aclaró su caso o si la CMAS le cobró, como a mí, lo que marcaba el presunto consumo.

El 4 de diciembre del año que recién terminó, otra compañera periodista, Patricia Rangel Peña, quien fue mi jefa de redacción en Radiotelevisión de Veracruz, cuando trabajé ahí en el periodo de Miguel Ángel Sánchez de Armas, escribió su historia en la red Facebook, que reproduzco aquí en mi recuento de que algo huele a podrido en el organismo operador del agua de Xalapa:

“Mi historia con CMAS. El mes pasado recibí el primer buen susto, de esos que te da la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento #cmas Xalapa. Mi consumo normal, cuando hay excesos ha sido de hasta 478 pesos y el mínimo 348. Ese recibo llegó en mil 200 pesos, casi 200 por ciento de incremento. Sentí de todo: enojo, impotencia, frustración. Y fui, como todo mundo, a buscar un cobro justo.

“El procedimiento incluyo acudir al módulo de atención, solicitar la revisión de las instalaciones, la visita de un inspector, la revisión y el cambio del medidor.

Me tocaba ir a conocer el resultado de la inspección. El primer comentario era que no tenían la información cargada en el sistema, así que debía esperar, ya una señorita muy amable me llamó para comentarme que “la deuda” se redujo a mil 100, pero que ya incluía diciembre, porque hoy me entregaron el papelito con la bonita cuenta de mil 689 pesos.

“Soy hipertensa, no me hagan eso, señores de #cmas. El chiste es que en ese recibo se contemplaban mis mil 200 anteriores, recargos, intereses y este mes, que fueron buena onda y me cobraron la cuota más baja, lo cual agradezco.

Comenté que no estaba de acuerdo, porque quién me aseguraba que de aquí pa’l real no me cobrarían casi 800 pesos mensuales, cuando en casa somos 3 adultos, dos niños y una gatita a la que no le gusta bañarse.

“Pues me rebajaron, y pagué la bonita cantidad de mil 31 pesos por los dos meses. Escribo esto porque no quiero ni pensar lo que está pasando y porque no he terminado de digerir todo el malestar y los contratiempos que esta acción ha significado”.

Hasta ahí la historia. Lo cierto es que las denuncias siguen, siguen y siguen y nadie hace nada. La CMAS —en donde regidores tienen enquistados a la mitad de su nómina— sigue siendo una fuente de lucro, con el consentimiento de la autoridad municipal. Los que tenemos que pagar sus “gustitos” somos nosotros, los usuarios del servicio del agua. Ni hablar. 

@MValeraH

*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.

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