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Omar García Harfuch, Secretario de Seguridad Ciudadana, recibió la instrucción directa de la presidenta Sheinbaum para analizar, junto con la gobernadora Nahle, todos los caminos posibles para reducir los índices de inseguridad que le heredó Cuitláhuac García.
El problema de la violencia no es un tema que deba ser achacado a la extitular federal de energía. Se sabe en Palacio Nacional (y en el ambiente de la seguridad pública federal), que durante la administración del nuevo director del Cenegas poco se hizo bien en dicha materia.
Rocío Nahle no puede solucionar un tema de 6 años con menos de un mes en el poder. Lo que Cuitláhuac García y su último secretario de seguridad echaron a perder, sólo podrá moderarse con el trabajo coordinado de los tres órdenes de gobierno en cuando menos seis meses.
La relación de García Harfuch con Nahle siempre ha sido lo suficientemente aceitada como para facilitar lo que hace falta en Veracruz. El problema es que la mala herencia de Cuitláhuac García en temas de seguridad es profunda.
De manera interna (no se manejará hacia medios de comunicación), a la estrategia para reducir los límites de la inseguridad en Veracruz le llamaron (irónicamente), “operativo contra las consecuencias en seguridad de Cuitláhuac Gracia”.
Por eso Sheinbaum no le dio ningún cargo de primera línea a García Jiménez; por eso no lo contempló para su gabinete legal y ampliado; por eso le dio únicamente el Cenegas: para no tener que enfrentar sus grandes errores, como deberá hacerlo (por desgracia) Rocio Nahle.
X: @aaguirre_g
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