No es difícil exhibir las contradicciones de una fuerza política que miente por sistema, que llama al negro blanco y que realiza todo lo que, siendo oposición, criticó. Es cierto, muchas cosas indebidas que realizan las y los miembros de Morena las practicaron sus predecesores, lo que lleva a no pocos solapadores a decir que todos son iguales en un afán de exonerarlos. No, ese no es el problema. El problema es que quienes votaron por los morenos, lo hicieron porque creyeron en sus promesas de acabar con pirotecnias políticas y simulaciones, al menos que por una chamba o una limosna estén de acuerdo en seguir a una bola de rufianes que calificando sin pruebas a todos sus adversarios de corruptos adquieren la patente para saquear las arcas públicas y destruir todos los límites y mecanismos de rendición de cuentas.

Hoy vemos que los mismos que antes no paraban de gritarle a los que gobernaban que con cualquier pretexto anduvieran haciendo turismo político con nuestros impuestos, desde luego, sin que les faltara razón, apenas acaban de entrar y ya dejan el Estado para irse a pasear a Europa con los dineros de la ciudadanía.

Las relaciones entre Estado y Estado están reservadas a los Estados con mayúsculas. Son de derecho internacional. Nuestros estados como parte de una federación pueden tener relaciones con otros estados de tipo cultural, económico, comercial, científico, académico, educativo... en su ámbito. Las giras principescas que hace 20 o 30 años o más han realizado los gobernantes locales, han sido justamente cuestionadas porque no se ajustan a sus funciones. La tarea de promocionar nuestros productos corresponde a nuestros comerciantes, individual o colectivamente. Las ferias internacionales las organizan los editores, sean públicos o privados.  Las ferias que tienen siglos de organizarse, las arman los productores o comerciantes. Claro, se dan casos que un gobernante inversor aprovecha viajar a costa del gobierno para ver cómo van sus negocios fuera de su país, pero lo correcto es que sean los productores y comerciantes los salgan a promover sus mercancías y no el gobierno.

El punto es que Rocío Nahle, más allá de la opinión de los paleros de su partido y uno que otro traidor de la oposición, no se le puede permitir que abandone el estado, por lo menos sin una condena, para lo cual sí me hubiera gustado que se propusiera un punto de acuerdo, porque los grandes problemas de Veracruz no parecen importarle. Hace apenas un par de días la Cámara del Autotransporte, informa que el asalto en carretera se les disparó un 40 por ciento. En lo que va de su administración el tramo Perote-Xalapa ha registrado accidentes que urge ver y atacar sus causas. Los homicidios dolosos ya alarman. Morena prometió combatir las causas del crimen y por lo visto no lo ha hecho, o si lo ha hecho, no da en el blanco, si sabemos que hay causas primarias, secundarias, terciarias... es evidente que la de abrazos no balazos no es la adecuada. No es alterando encuestas o diciendo, como Durazo, gobernador de Sonora, que es culpa de las víctimas, como se va a encarar la delincuencia. Menos, como hace Rocío Nahle, promoviendo alcaldes que se entregaron o entregaron la plaza al crimen organizado.

Para concluir. Pregunto. Usted, querido lector, ¿cree que sea más importante en estos momentos salir a promover nuestros productos a Europa que atender la seguridad de sus gobernados?

Habiendo llegado no por voluntad popular sino por haber tomado el INE y el Tribunal Electoral Federal, y manipulado las elecciones, nada provechoso podemos esperar de Rocío Nahle, dado que su patrocinador, no la apadrinó por capaz, que privilegia, como oportunamente lo dijo: 90 lealtad a él y 10 por ciento capacidad, llamándole corcholata o lo que es lo mismo: tapadera.

En verdad. Alguien creería que una Zacatecana va ir a Europa a promocionar Veracruz? 

Ya vimos que hasta en los debates tiene que leer. Seguramente en sus giras necesitará más que su sonrisa burlona o un acordeón. No hay más. Únicamente sus carroñeros le podrán descubrir cualidades que no tiene, por de pronto no esperemos más que una pretendiente a miss turismo político.