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El mundo cambió, desde hoy las cosas no serán iguales. No se trata de calificarlas como peores de lo que eran y tampoco se podrá asegurar que serán mejores, simplemente el mundo que conocimos desde la caída de la Unión Soviética a principios de los años noventa del siglo pasado dejó de existir y lo hizo de la forma más histriónica posible.
A principios de los noventa en casa de mis papás era habitual la presencia de un viejo sacerdote español, recuerdo claramente que estaba cenando en el antecomedor y viendo las noticias por la televisión, de la nada gritó que no lo podía creer, había caído el muro de Berlín. Yo era un joven que le importaba un rábano lo que pasaba, el viejo sacerdote solo dijo: recuerden, desde hoy nada será igual, por fin acabó la Guerra Mundial.
La verdad es que no le hicimos el mayor caso, la historia solo la pueden leer y comprender en tiempo real los viejos, los demás solo podemos hacerlo con la perspectiva del tiempo.
Efectivamente el mundo cambió, los Estados Unidos ganaron todo, los países de Europa del Este poco a poco fueron cayendo de la esfera soviética, derribaron cientos de estatuas de Marx, Lenin y demás personajes; México se abrió al comercio mundial y de la nada, nos encontrábamos firmando un tratado de libre comercio con nuestro vecino del norte. Algunos en el colmo del optimismo declararon el fin de la historia.
Se construyó un mundo de globalización, el libre comercio era la marca de los tiempos, China se fue consolidando como un actor de primerísima importancia mundial, Rusia no pudo construir una democracia fuerte, solo le fue posible consolidar una autocracia de un líder casi perpetuo que tiene un país en ruinas, pero con bombas atómicas suficientes para destruir varias veces el planeta.
Este mundo de libre comercio y globalización se acabó hoy, ya nada será igual, los discursos de fronteras abiertas y mercados globales se terminaron, el migrante ahora es detestado. Las diferencias no son más el capitalismo o el comunismo, ahora son más profundas, más dolorosas, es occidente contra oriente enfrentados sin posibilidad alguna de diálogo.
Las reglas a partir de hoy cambiaron, ahora no es el comercio y los tratados entre países, será la alineación completa y absoluta a la región que a cada país le corresponde. Estados Unidos someterá y exigirá a los países de su región a mando ser aliados a toda prueba. No importa la ley, se trata de construir un nuevo orden mundial. El país que no lo entienda será relegado y dejado atrás.
Veo una Europa en camino a llevar al poder a líderes cada vez más nacionalistas y populistas, una América que explota con mil agendas y pocas voluntades de reconciliar y construir futuros comunes. Caben líderes como Milei en Argentina y Evos en Bolivia. Son posibles aberraciones como las de Maduro en Venezuela o Ortega en Nicaragua, pero también estridencias como las de Bukele en El Salvador o Petro en Colombia. No hay constructores, solo demoledores dispuestos a destruir todo.
En nuestro país tenemos un movimiento obradorista que es populista y nacionalista con tendencia a la peor izquierda posible. Trump es un nacionalista dispuesto a todo y sabiendo que es un poderoso elefante en una cristalería, tanto que con una simple declaración tiró a Justin Trudeau del poder en Canadá.
Es un mundo de sociedades con incertidumbres y miedos, no sabemos ni nos podemos imaginar el futuro, mucho de lo que conocemos será obsoleto en pocos años, el equilibrio energético mundial cambiará en una generación, la tecnología nos rebasa sin clemencia alguna, las mismas drogas no son lo que eran y ahora destruyen con una efectividad terrible la química cerebral de millones de personas con pastillas que apenas cuestan unos cuantos centavos.
Y es de esperarse, serán años de líderes fuertes y sociedades obedientes y débiles.
Espero que nuestra presidenta tenga la capacidad de leer correctamente los tiempos. No serán nada sencillos. Habrá momentos que solo podrá decidir entre el menor de los males. Ninguna opción que tenga disponible será buena, por el contrario, todas podrán ser muy malas.
Pero después de todo, es un privilegio enorme ser testigo de estos cambios. No todos los días se construye un nuevo orden mundial.
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