Ante inminentes cambios en muchos ámbitos del diario acontecer corresponde tanto en lo individual como en lo social actuar con mucha sensatez y responsabilidad para enfrentarlos.

Es indispensable reflexionar en nuestro quehacer diario, sea en los sectores públicos o privados,  para ofrecer,  en el desempeño de nuestras actividades, lo mejor de cada quien.

Implica tratar de  disminuir al máximo diferencias y evitar descalificaciones inútiles que han causado distanciamientos que no conducen a nada.

E insisto, actuar en cada ámbito con lo mejor de cada quien y participar y respaldar todo aquello que permita consolidar muchos de los avances que ya se tienen en el país.

A todos conviene estar muy atentos a las disposiciones que van en dirección de seguir consolidando democracia, estado de derecho, garantías, hacia una nación que todo tiempo es perfectible. 

Se sabe de antemano que hay herencias ancestrales que poco a poco se han ido disipando, como es el caso de una ya irreversible participación de la mujer en los espacios administrativos, económicos, en los planteles e incluso en los hogares.

Aprender que los derechos dejen de ser simples enunciados para convertirse en REALIDADES y de esta forma sí poder hacer frente a los cambios internos y externos –favorables y desfavorables- que se nos presentan día con día. 

Tareas hay infinitas en aspectos centrales que afectan a todas las sociedades y el caso particular de México, el papel tan relevante que juega en un orbe por un lado globalizado que ahora puede irse cerrando a espacios más cerrados de convivencia. 

Así que hay que seguir, unidos, con la frente muy en alto.