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Si bien es cierto que durará hasta el último día de este mes, lo que logró el gobierno de Claudia Sheinbaum con “un Trump desatado” no es tema menor. Quizá se trate de tan sólo una bocanada de oxígeno, de una pausa, de un corto remanso, pero México fue el primer país que negoció con el magnate sin entregar la dignidad de inmediato.
Aunque pueda tratarse de una victoria parcial (pues falta ver cómo evalúa Trump las acciones mexicanas en la frontera), conseguir un mes entero en las condiciones discursivas del “gobierno gringo”, inflexibles y unilaterales, resulta por demás destacable.
Paradójicamente, donde no “celebran” este mes conseguido con el mismo ahínco que en Palacio Nacional, es en la propia Secretaría de Relaciones Exteriores. Ahí, el círculo cercano del canciller Juan Ramón De la Fuente, sabe que la figura de Marcelo Ebrard comienza a pesarle de más.
Y es que aunque varios trabajaron (y trabajan), en la estrategia para cabildear con Trump (incluyendo a la cancillería), buena parte del plan emergió de la oficina del Secretario de Economía, un viejo conocido para el presidente de los Estados Unidos, “uno que supo sumirse y sumarse”, como dicen en aquellos pasillos.
Ebrard no solamente diseñó (y diseña) gran parte del plan para tratar con el millonario demócrata, sino que le ha brindado todo el crédito a la presidenta Sheinbaum, pues en buena medida nada habría procedido sin su anuencia, por mucha premura que hubiera ante los anunciados aranceles.
Por ello, hay caras largas en la cancillería mexicana y en el semblante de Juan Ramón De la Fuente. No se trata de una mala relación entre el exrector de la UNAM y Ebrard (nada de eso), simple y sencillamente la estrategia que debiera pasar más por Relaciones Exteriores lo hace por Economía y eso, quiérase o no, es poco cómodo.
El protagonismo de Ebrard en las negociaciones con EU crecerá por mera naturaleza, pues en este mismo año, por instrucción de Trump, se revisarán las condiciones del T-Mec, y ahí no hay más figura que la del titular de Economía, y, por supuesto, la de Claudia Sheinbaum.
El tiempo conseguido se hará corto y Trump exigirá resultados en los temas de su frontera con México. Un mes puede ser un auténtico suspiro o una gran ración de oxígeno, claro, dependiendo desde qué oficina se observe: Relaciones Exteriores o Economía ¿O no?
Veremos qué ocurre.
X: @aaguirre_g
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