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Hace 20 años, tener una concesión o placas de taxi era haberse ganado el premio mayor.
Asegurabas un ingreso fijo mensual suficiente para pagar la compra del auto, la gasolina, el mantenimiento, el salario del chofer y ganar unos 8 a 10 mil pesos de los de hoy.
Pero acceder a las “placas” era muy difícil. Solo las conseguías mediante palancas, vía sindicatos, agrupaciones, partidos políticos o como “premios” por realizar alguna actividad política, aunque la mayoría las conseguían “comprándolas” o mejor dicho, dando una mordida al líder, al gestor o al político del momento. Aún así fueron gran negocio porque si las revendían o traspasaban, aumentaban su valor.
Fue durante el gobierno del Lic. Fidel Herrera donde se otorgaron cientos de placas de taxi y no solo a choferes solicitantes sino también a personas que no eran taxistas, saturando el mercado y depreciando su valor, aunado a que los concesionarios utilizaron automóviles viejos y de mala calidad e improvisaron choferes sin experiencia previa. El servicio de taxi bajó de valor y calidad.
Aunque otras administraciones han querido regularizar y relanzar este servicio público concesionado, la realidad es que el tiempo les alcanzó y las nuevas plataformas digitales como Uber, han transformado al servicio.
Con o sin la autorización del gobierno, en los hechos, los usuarios ya las utilizan y las prefieren sobre un taxi tradicional.
En el estado de Veracruz no están permitidas las operaciones de plataformas digitales, sin embargo, es un hecho el uso práctico de estas plataformas.
Solo hay que descargar las aplicaciones como Bla Bla Car o In Driver por ejemplo, que tienen el servicio de transportación colectiva, para viajar como taxi.
Y es que las plataformas digitales tienen ventajas que los taxistas tradicionales no ofrecen.
Según una encuesta del 2022 levantada por la plataforma Uber, los “socios conductores”, como le llaman a los choferes, consideran su actividad un ingreso adicional y sin tiempo forzoso, contrario a la disciplina y rigor de una jornada diaria del taxista tradicional, pero sobresale que los usuarios o pasajeros encuestados se sientan más seguros y valoran mejor la comodidad de los autos usados en las plataformas. Además, tanto el chofer como el pasajero pueden calificar bien o mal a la contraparte. En el taxi normal no es posible.
No se puede seguir ocultando el sol con un dedo. La tecnología ya está aquí. Es el momento ideal para que los taxistas aprovechen estas tecnologías y métodos de operación para actualizarse y adaptarse a ellas, como ya pasa con taxistas de las ciudades de Monterrey y Guadalajara, en México o Nueva York en Estados Unidos o en París, Francia, donde ellos se agruparon, tienen sus propias plataformas digitales y ofrecen los mismo valores agregados que las otras pero con más experiencia y calidad.
Hagamos una encuesta rápida: ¿Usted como pasajero cuál servicio prefiere, el del taxi tradicional o el de una aplicación digital?
O si usted es chofer: ¿Desea continuar con el taxi o migrar al formato de las nuevas plataformas?
¿Usted qué opina?
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