22 de Febrero de 2025
Entorno Político | OPINIÓN
Jueves 20 de Febrero de 2025 | 9:11 p.m.
Ricardo del Muro
Ricardo del Muro
Austral
El alto costo político de pagar favores

El anuncio de la afiliación de Miguel Ángel Yunes Márquez a Morena, como era de esperarse, provocó disgustos y divisiones en el partido hegemónico, generando una sensación de acidez estomacal que llegó hasta Palacio Nacional. En pocas palabras, como señaló la Rayuela, el mini editorial de La Jornada: Resultó muy alta la factura que se tuvo que pagar por un voto.

El senador Yunes, que militaba en las filas del PAN y dio el voto decisivo para la aprobación de la polémica reforma judicial, ha encendido una oposición en las entrañas de Morena, destacó el periódico El País, al señalar que el rechazo ha pasado por encima de la decisión de Andrés Manuel López Beltrán, hijo del fundador de Morena y expresidente de México, que dio el visto bueno a la entrada del expanista.

Un manotazo de la gobernadora de Veracruz bastó para que se revirtiera la decisión. Ahora se someterá a consideración de la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena. La petición de Nahle ha sido respaldada también por su homólogo en Oaxaca y otro puñado de diputados federales. Jara también ha puesto en la lista negra a Alejandro Murat, expriista y exgobernador de la entidad, quien también tramitó su registro a Morena.

Desde la trinchera presidencial, Claudia Sheinbaum, aplaudió que la decisión se someta a debate y pateó nuevamente el balón a la cancha de la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde. A las críticas por la afiliación del veracruzano se suman voces externas y militantes de a pie que han puesto el grito en el cielo y han cuestionado la deficiencia de filtros dentro de Morena para lograr su objetivo engordar su padrón a 10 millones de militantes.

México, a pesar de las promesas de honestidad que hizo Andrés Manuel López Obrador, sigue siendo considerado como uno de los países más corruptos del mundo y esa percepción se la debemos fundamentalmente a la clase política. En el Índice de Percepción de la Corrupción 2024 México obtuvo26 puntos de 100 posibles y ocupa la posición 140 de los 180 países evaluados.

En 2018, López Obrador llegó a la Presidencia con la promesa de erradicar la corrupción, argumentando que gobernar con el ejemplo bastaría para limpiar el sistema. Su frase emblemática, “hay que barrer las escaleras de arriba hacia abajo”, se convirtió en ironía con el caso de Segalmex cuyo titular Ignacio Ovalle, su querido tutor, quedo impune.

Transparencia Internacional ha advertido que la situación puede empeorar debido a varias amenazas presentes: la eliminación de los llamados “órganos autónomos” que eran garantes de la transparencia y la rendición de cuentas; la reforma del Poder Judicial que podría aumentar la impunidad y el abuso de poder; la información del crimen organizado en los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal); la falta de sanciones a servidores públicos de alta jerarquía y el innegable debilitamiento del Estado de derecho en México.

Tal parece que los morenistas han optado por mantener los usos y costumbres de los priístas, al formar gabinetes con amigos y recomendados para pagar apoyos y favores políticos, solo que ahora se añade un nuevo elemento: la prepotencia.

Jorge Zepeda Patterson ha señalado en su artículo en Milenio, que la corrupción en la esfera política es hoy mucho más preocupante que nunca. Y no es necesariamente porque haya aumentado, sino porque se ha politizado. La polarización ha provocado que la corrupción sea percibida como una mácula menor y tiende a diluirse frente al poder absolutorio que otorga la lealtad política. La impunidad era ya una infamia cuando obedecía a la corrupción de los funcionarios; pero cuando, además, es tolerada por supuestas razones de conveniencia políticas, se convierte en una tragedia. 

Bien dice Zepeda Patterson que  se puede coincidir o no con personajes de larga trayectoria dentro de la izquierda como Paco Ignacio Taibo, Rosaura Ruiz, Martí Batres o el propio Fernández Noroña y tantos otros en posiciones de poder, pero no tengo duda –indica Zepeda– de que la razón que les llevó a interesarse en la vida pública fue su interés por la justicia y su oposición a la corrupción. ¿Cómo digieren una premiación política como la de Yunes en el Senado, un personaje que representa todo lo contrario a las causas por las que han luchado? Sobre todo porque con el poder que hoy ostenta Morena cuesta trabajo ver el encumbramiento de Yunes como un “mal” necesario y queda más bien como un acto perverso y un desdén a las convicciones de parte de quienes hoy dirigen el Poder Legislativo. ¿De veras se necesita a un personaje como Pedro Haces para gobernar? 

No se pone en duda la honestidad personal de Claudia Sheinbaum y de muchos miembros del equipo que la acompañan, señaló Zepeda Patterson. Pero el cambio solo puede venir de ella. Los muchos cuadros honestos que existen en la 4T están paralizados mientras asuma que deben disciplinarse y no hacer olas frente a esta incongruencia.

La corrupción ha sido un cáncer endémico en la vida pública de México. Claudia Sheinbaum tiene una oportunidad histórica, quizá única para desterrara: por el doble activo que representa la fuerza y popularidad, por un lado, y sus convicciones personales por otro. Más temprano que tarde tendría que comenzar. Son encomiables sus objetivos económicos y sociales, pero eso dependerá de muchos factores, algunos de los cuales escapan a su control. Combatir la corrupción, en cambio, reside en su voluntad política personal. No sería un logro menor

 

*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.

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