A la Big Sister se le olvidó poner videocámaras debajo de las mesas
Dice una máxima de la política que, como los árbitros en el futbol, un secretario de Gobernación no se debe ver, se debe sentir, es decir, quien está a cargo de la gobernanza, en los tres niveles de gobierno, no tiene que ser protagónico, sino, procurar que sus buenos oficios se perciban, sobre todo, en la despresurización de la actividad política.
En este contexto, la encargada de la política interna, Rosa Icela Rodríguez, es responsable de evitar los conflictos de la vida pública, para ello, la información a tiempo y un correcto análisis de la misma, darán pauta no a extinguir fuegos, sino, a evitarlos.
Sin embargo, apenas por cumplir cinco meses, la administración de la presidenta Sheinbaum, ha enfrentado broncas, particularmente entre sus huestes, que distraen a la mandataria de asuntos de mayor importancia, como la relación con los Estados Unidos.
Así las cosas, hemos observado choques entre los líderes parlamentarios, entre los flamantes gobernadores (caso Tabasco y Chiapas), que acusan a sus predecesores (del mismo movimiento), de dejarles un cochinero y como cereza del pastel, el affaire chiqui Yunes. Estos ejemplos, son los más significativos, pero, hay otros tantos en gestación.
La titular de Gobernación, debe hacer una reflexión autocrítica de su actuación, no puede alargar la curva de aprendizaje, la pradera está muy seca y, a pesar del triunfo arrollador de la doctora Sheinbaum, de no corregir, el bono democrático se les agotará antes de tiempo.
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