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Cartas a Gracia
El caso de Fátima, alumna del la escuela Secundaria Diurna 236 ubicada en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México, visibilizaría un evento recurrente: el acoso escolar; hecho al que las autoridades educativas y de seguridad ciudadana, incluyendo a la sociedad prestan la importancia requerida, hasta que se presente un caso extraordinario en el que como consecuencia de las agresiones sufridas a manos de sus “compañeras y compañeros, la afectada podría resultar imposibilitada en caminar por el resto de su vida, Gracia. Otro caso tan sonado como el que te comparto es el de Norma Lizbeth, estudiante de una secundaria pública en Teotihuacán y quien en 2023 “sufrió un traumatismo craneoencefálico que le provocó la muerte días después”, y si bien la agresora fuera detenida, juzgada y condenada a 3 años de prisión por un “homicidio culposo [que compurga, en el] Centro de Internamiento para Adolescentes en el Estado de México llamado «Quinta del Bosque»”. Casos como los referidos pueden resultar representativos de un fenómeno creciente.
Una publicación nombrada Datos y Cifras. Acoso Escolar. Educación Básica, publicada el 1 de enero del 2014 por la Secretaria de Educación Pública reconocería que ese tema “no [habría hasta ese momento] sido abordado de manera formal”. No obstante, remitiría a sus lectoras y lectores a “las consultas juveniles e infantiles realizadas por el Instituto Federal Electoral (IFE) en los años 2000 y 2003 las que señalarían; “32% de los menores de 15 años consultados afirmaron ser víctimas de maltrato en la escuela; más de 15% aseguró ser insultado y 13% dijo ser golpeado por sus compañeros”. En segundo momento derivaría de acuerdo a la fuente consultada, de un “estudio serio y profundo” sobre el tema [elaborado en 2008] por el “Instituto Nacional de Pediatría” y cuyo resultado evidenciaría el incremento del fenómeno abordado”.
Datos y porcentajes más cercanos, publicados el 07 de noviembre de 2024 por Publimetro, mostrarían la evolución del acoso escolar, como evidenciaría la gráfica que ilustra la nota de Alejandro Granados [y cuya fuente sería el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de Ciudad de México], en la que se evidencia que el 29% de la muestra sufriría violencia física “afectando principalmente a niños y adolescentes varones”; el 27% violencia verbal “siendo las niñas y adolescentes mujeres las más afectadas”; 14% violencia psicológica; 14% acoso sexual; 11% sufriría acoso cibernético en tanto que el 6% sería discriminado. La nota dedicaría un apartado a los agresores y otro a las entidades en las que se produce;
En el primer caso, señalaría que el 79% ocurriría entre pares [estudiantes] y que el 20% de los agresores serían maestros, en tanto que el 1% correspondería a estudiantes aliados con maestros y en cuanto al segundo, indicaría que el “74% de los casos reportados provienen de la Ciudad de México, especialmente de las alcaldías Iztapalapa, Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Venustiano Carranza y Cuauhtémoc [y el] resto de los informes se distribuyen en entidades como el Estado de México, Puebla, Veracruz y Querétaro. La nota señalaría que en el transcurso de dos años “se [registrarían] 49 casos de violencia, acoso y abuso sexual en las escuelas de Puebla”. Cifras que implicarían un decrecimiento de los indicadores “atribuida a la implementación de medidas preventivas como el Manual para la Convivencia Escolar y el Protocolo para la Prevención, Detección y Sanción por Hechos de Hostigamiento y Abuso en las instituciones educativas”.
El Boletín UNAM-DGCS-321 publicado el 30 de abril de 2024 tras citar a la Encuesta Nacional sobre discriminación 2022 señalaría que “en México 3.3 millones de jóvenes de entre 12 a 17 años dijeron haber sido víctimas de acoso escolar en los últimos 12 meses”. En tanto que en esa misma publicación, se aludiría a la “Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022, [en] México había 11.7 millones de personas de 12 a 17 años que asistían a la escuela [y de la que compartiría] de ellos, 28 por ciento (3.3 millones de estudiantes) dijeron haber sido víctimas de acoso escolar en los últimos 12 meses; el 55.9 por ciento reveló haber sufrido burlas o apodos que no le[s] gustan u ofenden; 16.8 por ciento reportó que lo han obligado a hacer algo que no quiere y 29.1 por ciento señaló que le han pegado, empujado o amenazado. También 17.8 por ciento expresó que le han hecho bullying por no tener celular, tablet o videojuego, y 15.3 por ciento comentó que han publicado o le han enviado comentarios, fotografías o videos ofensivos”.
Por otra parte y mediante el Comunicado de Prensa N.º. 275/23 del 25 de mayo de ese mismo año, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) presentaría los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022 y mostraría que las conductas aprendidas en la más tierna infancia se reproducen y afectan no solo a las y los menores, incluyendo a las adolescencias, lo mismo que a las y los mayores: A nivel nacional, 23.7 % de la población de 18 años y más manifestó haber sido discriminada entre julio de 2021 y septiembre de 2022; 24.5 % de las mujeres y 22.8 % de los hombres de 18 años y más declararon haber tenido alguna experiencia de discriminación.
Retrocediendo un parágrafo Gracia, podría retomarse a manera de reflexión propia, la publicación de la UNAM: “[todas y todos] Somos responsables de construir una sociedad libre de violencia y acoso escolar” y bastaría para ello, hacer solo lo que nos toca.
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