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La ignorancia de su propia historia de luchas y logros ha sido una de las principales formas de mantener a las mujeres subordinadas.
Gerda Lerner
A partir del triunfo del 2018 los del grupo gobernante su ufanan de sus tiempos de transformación. Dicen ellos que se acabarían la corrupción, el neoliberalismo, los gobiernos que mentían al pueblo, que se estaba ante nuevos tiempos humanistas, con los mejores servicios de salud del mundo y con una nueva escuela mexicana. Dijeron también que en los nuevos tiempos se atacaban las causas de los problemas y con ello se acabaría con la inseguridad y la violencia, porque con el inicio de esa cuarta transformación se daba una revolución de las conciencias.
Han transcurrido más de seis años y la realidad dista mucho de lo anterior y de los pañuelos blancos que anotaban que el barrido de las escaleras de arriba para abajo permitiría el reconocimiento de que los vivales corruptos de siempre habían tenido su final. Un sexenio después no se ve ninguna mejoría en la inseguridad y la violencia, sino al contrario. Queda claro el fracaso de “atacar las causas” y dar dinero en mano para evitar intermediarios corruptos y con ello brindar certeza de aliviar las condiciones de vida de millones y por ende cerrar el paso al engrosamiento de la delincuencia.
El punto sustantivo de estas líneas es, sin embargo, reiterar que a pesar de las narrativas oficiales que desde hace 6 años insisten en informarnos mentiras como verdades, incluidas las denominadas “el segundo piso de la transformación” y más allá de datos dolorosos y de tragedia que en otras ocasiones hemos presentado, hay un punto medular de resaltar con el arribo de Claudia Sheinbaum a la presidencia, y es el vacío mensaje de que con ella llegaron todas las mujeres.
Desde mediados del sexenio pasado y como parte de la estrategia del expresidente para impulsar a Sheinbaum como candidata, la retórica fue que estábamos arribando a un tiempo de mujeres, ese donde se reconocería más que nunca la importancia que el nuevo gobierno venía dando a las mujeres, donde una las muestras estaban en la integración del gabinete en que muchas encabezaban secretarias y se impulsaba una mujer para la presidencia. Fue el acomodamiento de la sucesión al demagógico discurso de respeto de género, de un personaje muy lejano de reconocer realmente las exigencias de las mujeres para enfrentar los múltiples y dolorosos problemas que enfrentan en un sistema patriarcal, machista, violento y acosador.
Se acerca nuevamente la fecha que es jornada de lucha de muchas mujeres por sus reivindicaciones, por los derechos de millones de mujeres mexicanas ante las condiciones que en el día a día padecen. Exigencias que han sido olvidadas, desdeñadas y en más de una ocasión enfrentadas y descalificadas por quienes se dicen humanistas y diferentes, de las que dicen llegamos todas pero que guardaron silencio cómplice y principalmente sojuzgado, ante los atropellos del líder máximo. Obediente compañera, sin escrúpulos ni empatías, de un ejercicio político y público más que conservador, que estigmatizó las movilizaciones y reclamaciones, señalándolas de politiquerías de sus adversarios para lastimar su inmaculada imagen.
El próximo 8 de marzo de marchas en medio del llegamos todas de una presidenta con A como le gusta que le digan, con una realidad que le pone cara a una ruta de acciones públicas que en nada modifica su lejanía y falta de empatía para con las mujeres, como muestra una secretaria de la mujer anodina, sonriente en el feminismo oficial que reclama festejar que se ha roto el techo de cristal, que se entienda que todo lo que este fuera de su comodidad discursiva de transformación está fuera de lugar.
El próximo 8 de marzo veremos con claridad uno más de los fracasos de la supuesta transformación, seremos testigos una vez más de la demagógica posición del feminismo oficial que durante 6 años solo mostró sumisión al patriarca con comportamientos opuestos a las luchas y reivindicaciones de las mujeres. No obstante ese bochornoso pasaje, en las calles, en los foros y en las múltiples formas y expresiones que sin duda se mostrarán en conmemoración de ese día, encontraremos suficientes signos de que pese a ello, la lucha sigue.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
¿Es la SEV y su desastre, el referente de la Nueva Escuela Mexicana?
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