Vaya que ayer México sirvió literalmente de sparring para Donald Trump en su primer informe oficial ante el Congreso estadounidense.

A solo 48 días de haber rendido protesta como el 47° Presidente de los Estado Unidos de América, Trump lleva casi 100 órdenes ejecutivas que dictan las políticas públicas de su segundo periodo y en estas órdenes, México es la base de al menos 5 de ellas, por ejemplo la que designa como terroristas a los carteles mexicanos del narcotráfico, o la que elimina la política de 'catch and release' o capturar y liberar a los migrantes a quienes ahora deportan de inmediato a sus países o de terceros, incluyendo la cárcel de Guantánamo, en Cuba; o la cambiar el nombre del Golfo de México por Golfo de América o la de reanudar el muro fronterizo en la frontera sur, pero sin duda de las más agresivas contra el desarrollo de nuestro país fue la aplicación del 25% en aranceles a todas las exportaciones mexicanas hacia los americanos, motivadas por el supuesto nulo trabajo para detener la inmigracion ilegal y el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos.

Las amenazas de Trump, vía sus órdenes ejecutivas, se han ido cumpliendo una a una, y no pienso que será diferente en el corto plazo. Porque él no le está hablando ni agradando a todos los americanos, sino a su base dura, la que le hizo ganar la presidencia. Él está construyendo su propio movimiento, el MAGA, de culto a la personalidad del líder y no necesariamente a la del Partido Republicanos que lo abanderó.

Es interesante ver la fuerza que puede tomar un movimiento político cuando se construye en torno de un personaje y no de instituciones.

Este tipo de culto individual hace que la sociedades se dividen entre buenos o malos, libertarios o estatistas, modernos o antiguos, es decir, siempre hay dos bandos antagónicos porque el líder necesita tener un enemigo a vencer y que una a todos sus seguidores en su contra. Uno de esos enemigos creado por Trump es México.

¿Qué hacer ante una presión política, económica y hasta militar como la que ejerce Trump? Veo dos caminos: El primero es la confrontación como lo intentó el presidente de Ucrania Volodímir Zelenski o respondiéndoles con la misma moneda como hizo el Primer Ministro Justin Trudeau de Canadá o el de “aguantar vara”, con cabeza fría y mediante la diplomacia, buscar de lo perdido lo que aparezca, ganar perdiendo.

Morena, que gobierna desde la presidencia de México y tiene la mayoría del Congreso de la Unión y de los gobernadoras y gobernadores del país, es un movimiento que surgió también en torno a un líder, Andres Manuel Lopez Obrador y quien ejerció su poder hablándoles a sus bases de apoyo y como resultado de esta estrategia política ganaron nuevamente la presidencia. ¿Alguna coincidencia?

La Presidenta Claudia Shemabum deberá tomar la histórica decisión de responderle a Trump: ¿Qué hacemos para convertir una amenaza en una oportunidad? ¿O usamos la misma medida de ellos o le damos la vuelta? ¿Frontal o diplomática?

El próximo domingo 9 de marzo lo sabremos.

¿O usted qué opina?

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