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Cada vez que sabemos algo de Donald Trump es como si viéramos a uno de esos búfalos de las grandes praderas norteamericanas totalmente desbocado y que corre con enjundia propinando topes a ciegas aquí, allá y acullá.
Y así fustiga a México, a Canadá, a Panamá, a China, a Ucrania, a Dinamarca y a Europa en su conjunto y aparentemente trata de aliarse con la Rusia neo imperial de Putin; y digo aparentemente, porque es sabido que entre truhanes no existe pacto que sea duradero ni sincero, basta recordar el famoso Pacto de no Agresión entre las entonces Alemania Nazi y Unión Soviética para perfectamente darnos cuenta de que esos pactos solo son el preludio de una tragedia mayor.
Y es que ahora que tanto se comentan los Acuerdos de Múnich, bien vale la pena echarle un vistazo a ese otro pacto de no agresión que fue contemporáneo del primeramente mencionado.
En ese Pacto de no Agresión Germano-Soviético, los dos dictadores más grandes y sanguinarios del momento (Hitler y Stalin) acordaron repartirse no solo Polonia, sino también toda la Europa del Este; y no solo eso, también se comprometieron a suministrarse materias primas y combustibles.
¿A poco no fue muy parecido a lo que quieren hacer hoy en día Trump y Putin al repartirse Ucrania (materias primas para el primero y ganancias territoriales para el segundo) y reanudar el comercio entre E.U. y la Rusia agresora?
Nada más que aquí es en donde el búfalo desbocado se está equivocando, ya que al transar con el ruso lo único que va a lograr es que este último recobre fuerza y luego lo tome desprevenido por confiar en su palabra, igual a como le pasó a Stalin cuando fue atacado el 22 de junio de 1941.
E igual y pudo haber sido al revés, ya que existieron planes soviéticos para atacar en un futuro a los germanos, nada más que en esa ocasión el nazi se movió primero; en cambio ahora la situación es más clara, ya que a diferencia de Trump que no tiene más que pequeños objetivos a corto plazo, el oso ruso tiene sus planes imperialistas muy bien definidos y la sangre lo suficientemente helada para esperar la ocasión de irlos cumpliendo.
Bueno, el problema ya lo conocemos bastante bien, la pregunta que cabe hacerse es ¿Cómo el mundo libre puede domar al búfalo cimarrón que gobierna a la principal potencia?
Para ir respondiendo a esa pregunta basta con ver las acciones que están emprendiendo gobiernos y ciudadanos de varias partes del mundo (en los que por desgracia no se encuentra el gobierno mexicano, porque tiene otras necesidades más apremiantes como defender a los narco-políticos oficialistas) al boicotear productos norteamericanos en sus países.
Por ejemplo, en Europa se cayó la venta de automóviles Tesla y en Canadá hasta retiraron el bourbon de bares y licorerías y también los canadienses están dejando de viajar a E.U., la caída de vuelos comerciales entre esas naciones lo demuestra.
Muchos piensan que ponerse al tú por tú con Trump es como “ponerse con Sansón a las patadas”, pero también es cierto que al recibir muchísimas patadas por todos lados hasta Sansón puede descolocarse.
Nada más que hay que precisar que el boicot tiene que ser selectivo hacia bienes y servicios norteamericanos y no caer en el viejo lugar común de fastidiar a empresas que tienen nombre norteamericano pero que utilizan insumos, mano de obra y hasta capital nacional para operar.
Otra de las medidas que se han tomado en el mundo para intentar domesticar al búfalo salvaje es el respaldo casi unánime que Europa le ha dado a Ucrania, claro que ese respaldo va ser mucho más efectivo si se pasa de las palabras de apoyo a suplir materialmente las armas que Estados Unidos ha dejado de suministrar y para lograr eso, los diversos países europeos tendrán que salir de la ficción en la que han vivido y sacrificar parte de su bienestar social para invertir varios miles de millones de euros en armamento e incluso deberán de ampliar seriamente los efectivos de sus fuerzas armadas.
Lo único que es cierto y que debe de quedar muy claro para Europa es que, si se quieren evitar peores desgracias en un futuro no muy lejano, Ucrania no se puede perder bajo ninguna circunstancia.
Y mientras todo eso empieza a suceder en el mundo, para desgracia nuestra, el gobierno de México solo alcanza a intentar “hacer feliz a Trump” doblándose en lo que pide (contención militarizada de la migración, entrega ilegal de capos históricos y uno que otro decomiso de droga) o escondiendo la cabeza como avestruz en lo que toca a los políticos propios coludidos con el crimen organizado (gobernadores en funciones, legisladores y hasta familiares de López) y a hacer un mitin patriotero.
¡Pobre México, le han tocado tiempos difíciles con un búfalo enloquecido como vecino y principal socio comercial y para contenerlo tiene un gobierno inepto y coludido con el crimen organizado!
Si alguna duda quedara de ello, habría que contestar dos preguntas elementales:
¿Quién es el embajador de México en Washington?
¿Qué ha hecho o dicho frente a las embestidas de Trump?
Twitter: @FelipeFBasilio
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