La realidad es que cada 8 de marzo, día internacional de la mujer, la clase gobernante se esmera en alabar el papel de la mujer en nuestra sociedad, litros de miel se derraman en la figura femenina, música celestial se les dice al oído, diplomas y reconocimientos pasan de manos en manos, canciones se oyen a todo volumen en homenaje a la lucha de las mujeres en defensa de sus derechos, ¿cuáles son los derechos? La respuesta es sencilla…los mismos derechos que tienen los hombres, ¿quién podrá estar en contra? 

Lo cierto es que en la toma de decisiones en las políticas públicas que se llevan a cabo en municipios, gobiernos estatales y por primera vez en la presidencia de la república, las mujeres tienen un papel protagónico, ¿por qué continúa la violencia contra la mujer en varios aspectos de la vida pública? ¿Por qué sí al frente de organismos de impartición de justicia se encuentra una mujer se re victimiza a la mujer que ha sido víctima de un delito? ¿Por qué las mujeres funcionarias de primer nivel se vuelven un obstáculo en la defensa de los derechos de otras  mujeres? ¿Que debe ocurrir en México para que la mujer esté en el centro de todas las políticas públicas al igual que el hombre? ¿La desigualdad social en detrimento de las mujeres es cuestión de género o es aparte de esa cultura que debe ser una vergüenza social? ¿Acaso existe una lucha de géneros en México? ¿Por qué hay tantas mujeres ejerciendo el poder político y la desigual y violencia contra la mujer es el pan nuestro de cada día? ¿Qué o quién esta fallando en México? ¿Cuándo un hombre con poder – de cualquier índole – es acusado, señalado de ejercer violencia contra una mujer o afectando sus Derechos, ¿al lado de quien se ponen las mujeres que tienen poder en el país? ¿Del hombre o de la probable victima?

La realidad es que los discursos llenos de elogios, las palabras de reconocimiento por sus luchas, los aplausos y diplomas no deben ser la nota principal de todo gobierno en defensa de los derechos de la mujer y en impulsar políticas públicas para erradicar o disminuir de manera importante la desigualdad social entre hombres y mujeres, ¿acaso discursos y diplomas es lo que buscan las mujeres? ¿Quiénes son los principales responsables de enaltecer el papel – ante las evidentes desventajas que existen - de la mujer en México? ¿Acaso todo es responsabilidad de los gobiernos? ¿Y si la igualdad de género se impulsa desde casa? ¿Y si la igualdad de género se impulsa en todos los centros educativos? ¿Y si todos contribuimos a que haya un 8M 365 días al año? ¿Y si cada hombre reconoce un 8M en cada rostro de mujer? ¿Y si se revisa como educamos a nuestras hijas e hijos en casa? 

Como en toda sociedad civilizada, el respeto es la base de una sana convivencia social y principal impulsor en el desarrollo de las capacidades de todas y todos, ¿dónde existe mayor desigualad social? ¿En el sector público o en el sector privado? ¿Y qué se hace al respecto? Las mujeres no solo quieren flores.

En un país donde en algunas partes del territorio nacional se respira un machismo  protegido por ciertas mujeres, en un país donde ante igual trabajo menos ingreso para las mujeres, en un país donde la violencia familiar es parte del paisaje social cotidiano, algo debe ocurrir con mayor fuerza que los “males sociales“ que lastiman a las mujeres, ese cambio de mentalidad   - entre los hombres – debe ir acompañado por la organización de las mujeres en defensa de sus derechos humanos, se debe de evitar una guerra de sexos en México, la guerra es contra la desinformación, el machismo, la falta de empatía de la sociedad en su conjunto que impiden un mejor nivel de vida de la mujer, unos a otros nos necesitamos, un género no es mejor que el otro, ¿ acaso unas flores hacen olvidar los agravios institucionales que sufren las mujeres? Es la hora que la lucha de las mujeres en defensa de sus derechos inicie en la cima del poder político del país, de los Estados y municipios donde esté al frente una mujer, cuando ese día llegue, México podrá presumir que cuando llega una mujer al poder – en cualquier ámbito de la vida pública o privada – no llega solas, llega acompañada por los sueños y anhelos de las mujeres mexicanas, sino es así, ¿de qué transformación se está hablando o se puede presumir?

No debe haber ninguna duda, la mujer debe ser la mejor amiga de otra mujer.

P.D.- Con el ánimo que las niñas y adolescentes disfruten de un México mejor que el país que vivieron sus abuelas y madres en el respeto a sus Derechos humanos…Escribiré otro día.