Teuchitlán quedará marcado como un nombre del horror al igual que Auschwitz, Treblinka y tantos otros campos de exterminio que dieron triste fama a los lugares en donde estaban ubicados.

El horror, no hay otra forma de llamarle a eso, aumenta cuando se muestran las cantidades enormes de prendas de vestir y objetos personales hallados en el lugar y ya ni hablemos de los restos humanos que se han hallado calcinados.

Verdaderamente después de este y de otros hallazgos parecidos a lo largo y ancho del país resulta frívolo y hasta grotesco hablar de temas tan banales como los aranceles del gringo loco o la famosa foto en la que no se sabe si el padre, el hijo o la discípula quien manda en este país.

Lo que sí se sabe, y se sabe muy bien, es quien quiera que mande, lo está haciendo muy mal.

Nada más y nada menos lo que se encontró fue el campo de exterminio más grande de cuantos se han hallado en todo el continente americano, y eso que solo es uno de tantos que se han encontrado en México y todavía ignoramos cuántos más puede haber qué tamaño tienen.

Y lo más triste del asunto es que ese hallazgo macabro lo hicieron colectivos de la sociedad civil organizada, que es lo único que sirve en este “transformado” país, porque las autoridades no hacen absolutamente nada.

Sí, para las autoridades la fiesta sigue, sigue y sigue.

Siguen las tómbolas y sorteos para designar candidatos a jueces, magistrados y ministros federales y locales, quienes no van a hacer absolutamente nada para remediar lo ocurrido.

También siguió la “fiesta popular” del Zócalo a pesar de conocerse ya lo encontrado en Teuchitlán, un gobierno con mínima decencia política hubiera cancelado el evento y su Jefe de Estado hubiese dirigido inmediatamente un mensaje a la nación condenando los hechos y ordenando utilizar toda la fuerza del Estado para investigar lo ocurrido y castigar a los responsables.

Pero no, en el gobierno de la transformación que no fue ni tampoco será lo que sobra es la frivolidad y lo que falta es la decencia política.

Eso sí, lo que sí vamos a ver es cómo se van a echar la culpa entre todos, que si la tuvo el gobierno local, que si esta fue del federal, y todo para no llegar a nada y esperar a que el tema se olvide.

Y si hablamos de responsabilidades, desde luego que todos son responsables, el gobierno estatal por no avisar a la federación de lo que sabía que sucedía y el federal por no hacer su trabajo y más, porque la Guardia Nacional ahí estuvo antes.

Y desde luego el mayor responsable de todo fue López Obrador debido a que no solo ignoró lo que la misma sociedad le denunciaba, sino que hasta tacho de “viles grillas” a las lideresas de los colectivos que denunciaron lo que iban hallando.

Sí, se podrá decir, y con algo de razón, que esto ya venía de antes y hasta que García Luna fue el que desencadenó todo; y aún si así fuera, han tenido más de seis años para remediar las cosas y no empeorarlas, como está sucediendo.

Por eso es que ahora cobra más importancia separar del cargo y enjuiciar a gobernadores, legisladores, fiscales e incluso llamar a cuentas tanto a los exsecretarios de Defensa y Marina, como también al que fuera su comandante supremo: López Obrador.

Son cientos y cientos de muertes a lo largo del país las que se tienen que esclarecer y la mejor forma de hacerlo es sentar en el banquillo de los acusados a las autoridades que han sido las responsables de evitar lo que está sucediendo.

Más en lugar de hacer el trabajo e invertir el dinero que sea necesario para retomar la policía científica, el segundo piso de la transformación que no fue ni tampoco será, gasta una fortuna en una elección judicial que de nada servirá para esclarecer los hechos.

Esa es la frivolidad en la que hoy por hoy vivimos.

Y sí, como dicen los gobiernistas: es tiempo de cerrar filas como mexicanos, pero es tiempo de cerrar filas para obligar al gobierno a detener esta masacre y para hacer que se lleve ante la justicia a todos los implicados por acción y por omisión en las mismas.

8 M

A manera de conmemoración del 8M y debido a que las desapariciones, tanto de mujeres como de menores, es una de las causas principales de los movimientos que se manifiestan, es necesario comentar que buena parte de la violencia que en sus manifestaciones se comete es producto de la ira y de la frustración, porque en este país nada se resuelve.

La violencia en contra de la mujer sigue a todo lo que da y nada se resuelve en las fiscalías, porque al igual que las desapariciones, sus justas demandas son ignoradas.

También se sabe que por desgracia, al calor del coraje y la impotencia, se busca notoriedad y se sacrifica eficacia.

Las protestas debieran de hacerse en las sedes de las fiscalías y juzgados que las ignoran y no en contra de quienes nada pueden hacer al respecto.

Vandalizar templos como consecuencia de reales y supuestos agravios históricos, es igual de inútil que pedir disculpas al Rey de España por la conquista.

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Twitter: @FelipeFBasilio