La realidad social nos da de bofetadas para que no la olvidemos, la voz de los que ya no están es un lamento que sus familiares y amigos no deja que se apague, las historias de vida inconclusas es un grito de indignación que debe escucharse en cada rincón del país, no es un reclamo social contra un partido político en particular, contra una ideología política en especial, no es un choque personal contra un gobierno en particular, es el grito social que debe escuchar el Estado mexicano, es un reclamo social para que se revisen todas las estrategias en materia de seguridad pública, para que se fortalezcan las policías municipales, se modernice el funcionamiento de las fiscalías en los Estados, es un llanto que no debe ser ignorado por todo funcionario público dentro del sistema de justicia, no solo es Teuchitlán quien habla, lamentablemente Teuchitlán está en otras partes del país.

La realidad es que al desaparecer una persona inicia un calvario para las familias y amistades afectadas, no solo es el dolor y desesperación del momento, es el vía crucis que hay que pasar en las oficinas de procuración de justicia, es un mito el que se deba esperar 72 horas para reportar la desaparición de una persona, ¿dónde está la empatía o los famosos protocolos a seguir? ¿Acaso no esos protocolos deben ser para proteger a la víctima y a los familiares? ¿Dónde está el pueblo bueno y solidario en ese momento? ¿De qué presumimos los mexicanos?

Los testimonios de aquellas personas que dicen haber sido víctimas y lograron escapar de Teuchitlán son palabras de un argumento de película de terror, son historias que deben ser contadas con toda la crudeza de las palabras para que no se olviden y caigan al vacío social, esta realidad social debe integrase a la Estrategia Nacional de Seguridad Pública –por cierto el Poder Ejecutivo está pendiente de entregar al Senado para que se autorice su aplicación, tal como lo ordena el tercer párrafo del artículo 69 de la Constitución–, no se trata de quien tiene más responsabilidad, se trata de la mayor responsabilidad que tiene el Estado mexicano, ¿por qué voltear hacia otro lado?

Los 3 órdenes de gobierno deben estar conscientes de la realidad social que existe en el país, muchos dirán que lo están y pronunciarán discursos llenos de promesas o darán disculpas públicas, ¿cambia en algo la percepción de seguridad pública? ¿Qué pasa al día siguiente de esos discursos? ¿por qué se “pelea” tanto el poder político y al obtenerlo no quieren asumir las responsabilidades que esto conlleva? ¿Para qué trabajar tanto por alcanzar el poder si ya en las manos solo quieren probar la miel e ignorar la hiel?

México vive una realidad social donde muchos son los involucrados, pocos los beneficiados pero todos afectados, es tiempo que cada uno de los municipios del país, los gobiernos de los Estados y el Gobierno de la República pongan la seguridad pública como tema central en toda las políticas públicas que piensan llevar a cabo, debe ser eje central de toda acción de gobierno, de nada sirve la alegría del pueblo si es más grande la tristeza y angustia, no hay que cerrar los ojos ni patear la “bolita” sin condena social, el pueblo debe castigar y premiar a todo gobierno sea del color que sea, sean crematorios clandestinos, centros de reclutamientos o terrenos abandonados por la delincuencia organizada, el nombre es lo de menos, esos actos fuera de la ley deben ser enfrentados por un Estado más y mejor organizado,  la realidad es que en esos lugares se cometieron actos ilícitos y parece, parece que muchos cerraron los ojos.

P.D.- Con el ánimo que la verdadera Transformación política y social del país no solo se refleje en las urnas… Escribiré otro día.