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Se dice con un dejo de resignación que el crimen organizado en México es como un monstruo de mil cabezas y si se intenta cortarlas, aparte de nunca terminar a causa de su gran número, las que han sido cercenadas volverán a crecer y hasta se multiplicarán.
Y efectivamente, erradicar la violencia criminal en México es algo muy complicado, ya que como vimos en la entrega el anterior, la normalización de la violencia está muy arraigada en la sociedad y por lo mismo en el Estado.
Mas lo anterior no quiere decir que aminorarla e incluso erradicarla sea imposible, solo que para lograr resultados primero que nada hay que reconocer el problema, lo cual a todas luces no está aconteciendo y muestra de ello, son las maromas que hacen tanto el gobierno como la Fiscalía General de la República para tratar de ocultar los hechos y lugares que muestran el horror en el que murieron miles de mexicanos y en el que viven muchos más.
Y una vez que el problema sea reconocido, hay que buscar soluciones y estas necesitan ser multidisciplinarias debido a que el problema de la violencia del crimen organizado tiene muchas facetas.
En esta ocasión vamos a centrarnos en que se tiene que fortalecer la represión, sí esa palabra que no nos gusta pero que en cuestiones criminales es imperativa; la única represión que es permitida y que además es una obligación del Estado es la del delito.
El Estado mexicano si es que en verdad quiere ser soberano tiene que reprimir sin tregua ni cuartel a la delincuencia organizada y para poder hacerlo con éxito tiene que establecer una policía científica y tiene que modificar de raíz la forma de trabajo de las fiscalías.
La policía científica se necesita con urgencia, porque la única forma efectiva conocida por la humanidad para combatir a los delincuentes se da a través de la investigación policial, investigación que se da tanto en la propia escena del crimen como en todo lo que hay a su alrededor, como pueden ser vínculos financieros, estructuras trasnacionales, etc.
Pero para poder investigar con excelencia y así armar buenas acusaciones ante los tribunales es indispensable tener una policía no militar sino científica y que sea una sola institución con profesionistas en todas las áreas en las que se requieran para abrir una línea de investigación.
El problema en México siempre ha consistido en que esa policía nunca ha existido y lo que hay son policías sin estudios superiores y alguna que otra corporación especializada pero que pertenecen a dependencias diversas, lo que inevitablemente dificulta la cooperación entre ellas; un ejemplo de ello es la UIF que depende de Hacienda y no de Seguridad Pública y otro es que los Servicios Periciales pertenecen a las fiscalías y no a Seguridad Pública.
Si existiera una policía que se encargara de llevar a cabo las investigaciones a fondo, se conseguiría con relativa facilidad el siguiente objetivo que es volver eficientes a las fiscalías, ya que estas solo se dedicarían a lo que deben de ser y no tendrían el rezago que tienen ni tampoco se cometerían tantos errores en la integración de las carpetas de investigación.
Así es, una fiscalía profesional es receptora y no hacedora de las investigaciones; la función real del fiscal es dar forma legal a las investigaciones que hace la policía con la finalidad de presentar una acusación ante un juez y una vez que la presenta, sostenerla a través de la litigación con el objetivo de lograr una sentencia condenatoria.
El error histórico en México ha sido hacer que los fiscales, o peor aún las propias víctimas, tengan que realizar las investigaciones cuando es evidente que no están capacitados para ello, teniendo como consecuencia una serie de errores en las investigaciones que provocan que no se sostengan cuando llegan al juzgador.
Más en México, hasta ahorita, en lugar de avanzar hacia una represión eficaz del delito, vamos retrocediendo y muestra de ello es la destrucción del Poder Judicial, lo poco que funcionaba más o menos debido a una formación profesional que se dio entre 1995 y este 2025; ahora, ya ni eso va a funcionar bien pues la farsa de la elección judicial va a borrar de un plumazo esos 30 años de profesionalización.
Como bien podemos ver, sí hay soluciones para contener al crimen organizado lo malo es que, en lugar de buscarlas lo que se está haciendo es complicar más el problema y así mismo, vemos que en lugar de reconocer que existe ese problema, el gobierno mexicano trata con todas sus fuerzas de ocultarlo y tan es así que hasta reclaman que la ONU señale la existencia de masacres en México.
Y así como hablamos de la represión estatal del delito, también existen soluciones en otros ámbitos como lo son la educación y la cultura de los que con más calma hablaremos en colaboraciones posteriores, ya que el tema de la violencia seguirá presente.
Concluyo deseándoles unas felices Pascuas y nos reencontraremos después de la Semana Santa.
Twitter: @FelipeFBasilio
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