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Por nuestra historia de ayuda a los demás, sobre todo en tragedias naturales como terremotos, huracanes o inundaciones, los mexicanos somos una nación solidaria.
Está calidad moral es una virtud mundial. Por ejemplo, en las devastaciones por temblores en Asia o en los incendios en zonas de lujo en Los Ángeles, California, brigadas de rescatistas, bomberos y voluntarios siempre estarán ahí ayudando. La famosa brigada de Los Topos es ejemplo de ello.
Pero detrás de esta calidad moral del mexicano, hay una trama de fraudes y robos basados en nuestra buena fe.
Han crecido los grupos de “rescate”, y de servicio de ambulancias que hacen todo menos eso. Los vemos pidiendo dinero en calles y avenidas, tocando puertas de los hogares y visitando oficinas pidiendo una “colaboración voluntaria” para ayudarlos en sus supuestas actividades; incluso estos “rescatistas” usan vestimenta táctica muy parecida a la que usan las fuerzas del orden.
Otros más aparcan en la esquina de la calle una suerte de carro adaptado tipo ambulancia para referir confianza al pedir nuestro dinero.
Está forma de solicitar limosna es un engaño por que el servicio de ambulancia está regido por las normas oficiales mexicanas NOM-020-SSA2-1994 y NOM-034-SSA3-2013, que regulan el equipamiento e insumos que deben tener, las dimensiones del área de atención de un paciente y sobre todo, los perfiles del personal de salud que deben trabajar en las ambulancias oficiales pero si no lo sabía, una ambulancia nueva vale más de 1 millón de pesos vs la charchina que paran en la esquina.
O si por desgracia usted o los suyos sufren un accidente, ¿quisieran ser rescatados y atendidos por una ambulancia hechiza con “rescatistas” improvisados y no certificados? No lo creo.
Y más allá de esta mala práctica, increíblemente tolerada por las autoridades de salud y protección civil, esta el montón de dinero que se llevan: entre 2000 y 3000 pesos diarios por pedir limosnas en las esquinas de una ciudad como Xalapa. ¿Nada mal, no?
El mayor daño que hacen estos mercenarios de la caridad y buena fe es contra las organizaciones oficiales como la Cruz Roja Mexicana o los Bomberos, quienes todos los días están ayudándonos de forma gratuita, porque salvo en las jornadas autorizadas, les permiten pedir dinero o “botear” entre las calles. ¿Qué harían ellos con el dinero que se llevan los falsos rescatistas? Muchísimo más de lo que hacen hoy.
Y aún falta revisar a los falsos enfermos, inválidos y olvidados mendigos que nos piden limosna pero que llegan a las calles en sus autos de reciente modelo, se cambian de ropa, nos provocan sentimientos de caridad, recogen nuestras dádivas, y se regresan campantes y muy felices a sus casas a comer y beber a nuestra costa.
¿O usted qué opina?
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