20 de Abril de 2025
Entorno Político | OPINIÓN
Sábado 19 de Abril de 2025 | 6:04 p.m.
Gabriel García-Márquez
Gabriel García-Márquez
Sentido común
Los chinos exponen a las grandes marcas

En medio de la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China, algunas fábricas chinas están aprovechando TikTok para lanzar un mensaje que incomoda a las grandes marcas: ellos son los verdaderos fabricantes de muchos productos de lujo, pero no reciben ni una fracción del precio final que los consumidores pagan. En cambio, ven cómo las marcas revenden sus productos a precios desproporcionadamente altos. Y lo están diciendo sin tapujos.

Un caso viral fue el de Gramit Muebles, una fábrica china que reveló en TikTok que produce mobiliario para marcas de lujo, como Ruggiano, que luego se vende en el mercado occidental por precios millonarios. El mensaje fue claro: “Puedes obtener muebles de la misma marca y calidad por solo un 1% del precio. Compra directamente de la fábrica. Elimina los sobrecostos innecesarios”.

Esto, más que una simple estrategia comercial, es un golpe directo al modelo de negocio de las marcas de lujo que cobran fortunas por productos que cuestan centavos en origen.

ARANCELES, TIKTOK Y UNA GUERRA COMERCIAL EN REDES

La filtración de estos secretos industriales ocurre justo cuando Estados Unidos, bajo políticas impulsadas desde la era Trump, ha impuesto aranceles de hasta el 145% a productos chinos. Irónicamente, esa misma estrategia que pretendía fortalecer la economía estadounidense está teniendo efectos adversos: encarecimiento de productos y una mayor exposición a la dependencia global.

Frente a estos aranceles, los fabricantes chinos están moviendo la guerra comercial al campo de batalla digital. Con videos en TikTok, instan a los consumidores a comprar directo desde fábrica, saltándose intermediarios... y reglas. El mensaje es tan seductor como controversial: “¿Por qué pagar más por lo mismo?”.

Aquí es donde el terreno se vuelve turbio. Algunos influencers chinos, como Wang Sen, afirman ser OEM (fabricantes originales) de marcas de lujo mientras muestran paredes llenas de bolsos estilo Birkin. También hay influencers como LunaSourcingChina que promocionan fábricas que supuestamente hacen los famosos leggings de Lululemon por menos de 6 dólares, frente a los casi 100 que cuesta en tienda.

La respuesta de las marcas no se hizo esperar. Lululemon negó cualquier relación con las fábricas mencionadas y advirtió sobre productos falsificados y desinformación. Los expertos coinciden: si una fábrica realmente produce para marcas de alto nivel, no puede legalmente decirlo, ni mucho menos vender directamente. 

LA CADENA DE LUJO NO ES TAN TRANSPARENTE

Este fenómeno pone en evidencia la opacidad con la que operan muchas marcas de lujo. Aunque los productos digan “Hecho en Italia” o “Made in Switzerland”, partes importantes suelen venir de China. Muchos artículos se preensamblan en fábricas asiáticas y se terminan en Europa para cumplir con los requisitos legales de origen. En otras palabras, el “lujo” también se ensambla a bajo costo.

Y eso no es necesariamente malo, si se es honesto. Pero el problema radica en el secreto. Las marcas promueven una historia romántica de artesanos europeos cuando, en muchos casos, el proceso es más industrial que glamoroso.

Este movimiento también obliga a los consumidores a hacerse la pregunta incómoda de si vale realmente lo que está pagando. Porque si un bolso de 2,000 dólares cuesta 20 en fábrica, se está pagando la calidad o solo la marca, marketing y estatus.

Además, el boom de compras directas a China no está exento de efectos colaterales. El impacto ambiental del comercio internacional, el abuso del sistema de exenciones fiscales y la acumulación de residuos por compras compulsivas en apps como Temu o Shein están generando un nuevo tipo de problema global.

¿EL LUJO ESTÁ EN EL PRODUCTO O EN LA IGNORANCIA?

Esta ola de transparencia forzada en TikTok está desnudando las prácticas del lujo moderno. Lo que antes era exclusivo y misterioso, hoy se muestra como parte de una gran maquinaria de marketing que se aprovecha de la ignorancia del consumidor.

Quizá no se trate solo de romper con las grandes marcas, sino de cambiar nuestra manera de consumir, porque si de verdad queremos pagar por calidad, deberíamos exigir algo más que una etiqueta.

Lo cierto es que esta guerra comercial entre China y Estados Unidos apenas está comenzando y por desgracias los únicos afectados serán los consumidores finales quienes tendrán que pagar las consecuencias.

*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.

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