Pues bueno, habrá que poner GPS al cencerro
Ahora, con la reciente muerte del papa Francisco y, la parafernalia resultante (mandatarios con lágrimas de cocodrilo citando la Escritura), en propicio, recurrimos al texto bíblico: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto”. 1 Pedro 5:2-3.
En este contexto, justamente, ocurre lo contrario. Los mandamases pierden el sentido y la gente actúa en consecuencia.
Así pues, ante la inoperancia de los encargados de aplicar la ley, la grey entra en acción, lo que redunda en ejercer la justicia retributiva (ojo por ojo, diente por diente).
Ante la ausencia del Estado, la grey juzga y sí, además, observa desdén, lincha.
Los casos se multiplican.
La grey reside en la soberanía misma de la Nación, puede ser, ora manifestación combativa, ora masa vengativa, poderoso anonimato, al fin.
El tigre está suelto, sin embargo, todavía, no conoce su poder.
¿Quién contra la grey?
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