23 de Septiembre de 2024
Entorno Político | Nacional
Lunes 23 de Septiembre de 2024 | 12:54 p.m.

Pueblos fantasma en Sinaloa por desplazamientos forzados ante violencia

Con información de El Sol de México

Mazatlán, Sinaloa/ La violencia continúa desplazando a las familias en el sur de Sinaloa, creando pueblos fantasma como Chirimoyos, que ha vivido dos éxodos masivos en menos de una década. Ocho familias fueron forzadas a abandonar sus hogares en septiembre, llevándose sólo lo que traían puesto, mientras denuncian la inacción de las autoridades para prevenir la crisis.

Ubicado en la Sierra de Concordia, Chirimoyos había comenzado a recuperarse del desplazamiento forzado de 2017, provocado por el crimen organizado. Sin embargo, nuevamente el miedo y las amenazas obligaron a decenas de familias a huir tras los recientes enfrentamientos entre grupos armados que se intensificaron a mediados de septiembre en la región.

Antonio, uno de los desplazados, relató cómo la mañana del 18 de septiembre un grupo armado llegó a su casa con una advertencia: “Para antes del mediodía, si no te vas, vamos a venir por ti”. La amenaza lo obligó a actuar de inmediato, contactando a autoridades estatales y federales sin recibir apoyo efectivo. “Nos vinimos con lo puesto, sin dinero, sin ayuda de los policías o soldados que dijeron que nos iban a proteger”, señaló.

Este nuevo éxodo afectó también a las comunidades de La Petaca, Santa Lucía, El Palmito y Potrerillos, las dos últimas convertidas ya en pueblos fantasmas. A pesar de la presencia del Ejército, los habitantes denuncian que los militares se limitan a vigilar sin intervenir para detener el desplazamiento forzado ni atacar las causas de la violencia.

“El Ejército no está haciendo nada por prevenir los desplazamientos ni por combatir las causas. Están ahí, pero no actúan”, lamenta Antonio, quien junto con otras ocho familias huyó a Mazatlán, el principal refugio para los desplazados en la región.

Algunos lograron escapar en vehículos privados, mientras que otros utilizaron los dos únicos autobuses de transporte público disponibles, abarrotados con hasta 70 pasajeros, escoltados irónicamente por el Ejército y la Policía Municipal de Concordia.

Para muchas familias, esta es la segunda vez que se ven obligadas a dejar su hogar. La mayoría ha buscado refugio con familiares y amigos en Mazatlán, pero enfrentan dificultades para adaptarse al clima, la comida y el ritmo de vida de la ciudad. "Duermo incómodo, pero amanezco vivo y sin el miedo de escuchar disparos o encontrar a los malandrines en la puerta", señala Antonio.

La violencia y el desplazamiento forzado siguen afectando la vida de estas familias, que ahora enfrentan una realidad incierta y con la esperanza de, al menos, seguir con vida.

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